28 de junio de 2010

En el limbo de Scarlatti.

"No te esperes encontrar en estas composiciones, seas diletante o maestro, una intención profunda, sino más bien una forma ingeniosa para que te ejercites con osadía en el arte de tocar el clavecín" advierte en 1738 el propio Scarlatti al lector de sus sonatas.


Y sin embargo ahí están, después de casi 300 años, como una isla de libertad de forma y contenido, el corpus de sonatas a las que se dedicó el compositor Napolitano desde su llegada a la península Ibérica, para convertirse en el profesor de música de Doña Bárbara de Braganza, primero en Lisboa y más tarde en la corte de Madrid.

Sonatas sencillas, en estilo binario, que evidentemente, como él mismo reza, fueron escritas para ejercitar al intérprete del instrumento (la propia Doña Bárbara) en diferentes problemas técnicos.

Y sin embargo, uno no puede dejar de asombrarse ante la enorme riqueza no sólo de efectos, sino de melodías, acentuadas por la influencia de las músicas folclóricas que conoció en España, así como por ese especial gusto de Scarlatti por las repeticiones obsesivas de grupos de notas.

Estas sonatas son toda una aventura experimental, casi imposible de pensar en el imaginable mundo cerrado de la corte española en la que vivió a lo largo de los treinta años en los que compuso estas obras con dedicación absoluta.

¿Mero ejercicio sin intención? La fascinación que ejercen estas sonatas sigue contagiando hoy a muchos, porque detrás de ellas parece que siempre hay un secreto, un mensaje oculto, una intencionada intensidad, una muy concreta emoción. De su vida poco sabemos, por lo cual el secreto está sellado.

Así, sólo queda escucharlas, una y otra vez, y seguir sedientos de continuar dando vueltas a sus espirales como locos, pensando que tal vez sí exista un limbo extraño que se sitúe entre la realidad y el deseo. Igual que el de esta misma noche, entre la certeza de un cielo que aparentemente alberga pocas nubes y los truenos que no dejan de caer, cada vez más cerca.


2 comentarios:

Javier dijo...

Estamos ante todo un clásico.Compositor de una obra que invita a ver pasar dulcemente la vida.
Buena recomendación para días turbulentos.

senses and nonsenses dijo...

ah, no. pensé que me había equivocado.
¡vaya sorpresa!
me gusta el cambio. muy como pa'mí. siempre en las nubes...

un abrazo.