16 de abril de 2008

Imperceptible

Ya he dejado de preocuparme por él. De imaginarlo cada mañana detrás de la cortina de la ducha. He dejado de pensar en él cuando hago un viaje o cuando compro yogures de melocotón en el supermercado. También en el teatro o cuando subo una montaña. He perdido incluso el miedo a que me asalte en cualquier bar en medio de la noche, cuando el alcohol hace descender la guardia y reta a la voluntad.

Alguien me dijo una vez que hacía falta un año, y sin embargo transcurrieron cinco sin poder olvidarle. Ahora son ya ocho, y me digo que en realidad no pienso ya nunca en él. Eso, en realidad, no es cierto del todo. Pero bueno, nunca le diría a nadie que no puedo evitar fantasear con él cada vez que siento que estoy a punto de llegar al orgasmo porque es la única forma en que sé ya provocarlo. A pesar de que el olor que inunda mi casa es ahora otro. El que quiero.

Por fin me siento feliz, o al menos eso le digo a todo el mundo que me pregunta. Con Alex son ya tres años juntos. Sí, me siento mucho más realizado que antes, mucho más yo. Mucho más que antes, mucho más de lo hubiese podido imaginar.

Por eso, esta tarde, cuando de nuevo lo he visto aparecer ante mis narices, no ha sucedido nada. Acababa de dejar a Alex a la salida del cine porque tenía prisa, y me he quedado un minuto haciendo una llamada de móvil mientras miraba distraídamente los carteles de los próximos estrenos. Ha sido él quien me ha visto y ha venido a saludarme. Llevaba a un chico de la mano. Bastante guapo. Siempre he sido muy observador, y no se me ha escapado el detalle de que mientras hablaba le apretaba fuertemente la mano, como un niño obediente. La conversación ha sido muy corta, como si fuésemos simples conocidos. Me pregunto si en realidad no fuimos más que eso.

- ¡Cuánto tiempo!
- Sí, unos años. He estado viviendo fuera una temporada.
- Ah
Silencio
- ¿ Y, todo bien?
El acompañante sonríe, tiene una sonrisa preciosa.
- Sí, genial. ¿Qué tal tú?
- Bien, estoy contento.
- Me alegro - sonríe, lleno de encanto - Disculpa, llegamos tarde - Se muerde el labio. Siempre se lo mordía cuando estaba nervioso.
- Sí, sí, claro. Yo también tengo prisa.
- Hasta otra.
- Sí, eso, hasta otra.

Había temido ese momento muchas veces. ¡Ha sido tan sencillo, sin embargo! En realidad sé que en el fondo se me ha arrugado el alma un poco. Una de esas arrugas como las que a veces le hago a las camisas por error mientras las plancho y que son tan difíciles de eliminar después. Me he vuelto para mirar hacia la puerta del cine y lo he descubierto girándose él también para mirar hacia mí. Lo inesperado de la acción ha hecho que haya cazado su mirada triste. Posiblemente más triste que ninguna de las que recuerdo de él. Una mirada llena de desazón. Me he vuelto en seguida y sus ojos, de repente clavados en mi retina, han comenzado a desvanecerse. A los pocos segundos me ha llegado un sms de Alex. Siempre me envía uno cuando me acaba de dejar. He sonreído y todo ha vuelto a su lugar. Pasado mañana ni me acordaré. Claro. En realidad estoy deseando que llegue esta noche para poder follar con Alex. Aunque sepa que no voy a poder evitar pensar en él, como siempre... Pero eso sólo lo sé yo. No importa. Siempre he sabido que hay cosas que, mientras no salgan de mi imaginación, en realidad, no suceden.

14 comentarios:

Javier dijo...

A veces intentamos mentirnos, pero en el fondo sólo es un arma de supervivencia, mentir a los demás tal vez sea más fácil y creíble, al fin de cuentas todos disimulan, y en el fondo cada uno quiere creer lo que le apetece, pero a uno mimo la cosa es más complicada

Ka dijo...

"Aunque sepa que no voy a poder evitar pensar en él, como siempre..."
La memoria en él corazón nunca se olvida por más que nos tiremos adelante verdad?

Besos

Fenjx dijo...

hay momentos de la vida en los que las cosas más nítidas y presentes
son las que ocurren dentro
hay personas que no se van nunca
como esa cicatriz en la barbilla
siete puntos solo consiguieron cerrar la herida
pero poco más
la herida mimetiza el color de la carne sin herida
y ahora la sangre está dentro en vez de fuera
pero algunas cicatrices no saben de dentro o fuera
y son expertas
en esquivar al olvido

Anónimo dijo...

la intensidad desaparece...

Cvalda dijo...

¿Son esas, en realidad, mentiras? ¿Es mentir, cuando el mentir es algo que también hemos inventado nosotros? Cada uno vive lo que vive, siente lo que siente; es inevitable.

Me encanta lo bien que expresas esas oscuridades del alma, eso que nadie se atreve a decir...

Anónimo dijo...

Si llego a saber de que iba el relato no te visito en un mes.
Pupa.

CRISTINA dijo...

Qué sutil, qué delicado y qué resistentes esas arrugas que se hacen en las camisas...

Besos hasta el Volcán.

NaT dijo...

cuando el alcohol hace descender la guardia y reta a la voluntad

¿Esto no lo hablamos anoche? ves como el alcohol tiene algo que ver en algunas ocasiones? Eso sí, siempre hay que reservar un lugar privado dentro de cada uno, con sus verdades y sus mentiras, un cofre del cual sólo nosotros tenemos la llave.

Besines y abrazos como los de ayer.

mikgel dijo...

Uf...

senses and nonsenses dijo...

ya he dejado de preocuparme por él. cuatro años de relación, muchos años antes ya tuvimos durante unos meses sexo. hace cinco que la historia se acabó definitivamente y seguimos controlándonos, poniéndonos nerviosos, huyendo.nos...
ya he dejado de preocuparme.

un abrazo.

Martini dijo...

Esas arrugas del alma creo que son las que más duelen... pero tambien es verdad que mientras que haya cosas que no salgan de la imaginación de uno... no suceden...

pon dijo...

Y tal vez no haya otra manera de seguir adelante......

Argax dijo...

Pues sí. Me quedo con la imagen de la arruga imposible de corregir. Estamos llenos de ellas, llenos de marcas a fuego que sin embargo no nos impiden seguir avanzando.

Un besazo enorme de este que según tu es una perra oculta, juas.
ME encantó estar con ustedes y espero repetir pronto y a menudo.

Un besote.

David dijo...

Esto no me viene bien. Porque sí suceden. Y queman.
Si me encuentro en una situación así, desfallezco.