11 de enero de 2010

Éric Rohmer (1920-2010)


Fui seguidor de sus películas desde la primera que vi. Siempre me fascinó su impecable manera de diseccionar la complejidad del comportamiento humano desde esa aparente ligereza que tienen sus películas, que a veces hasta parecen documentales sobre la vida de personas reales. Es un cine que odias o amas, no creo que tenga término medio. Éric Rohmer retrata la espesura de la condición humana desde un realismo casi indecente, desde un naturalismo en el que no hay ningún elemento extra, apenas música, ni efectos, ni planos innovadores. Su contundencia está en tirar del hilo de la historia y de sus personajes con una neutralidad que nos convierte en voyeurs llenos de perplejidad ante la extrañeza de sus soberbias elipsis, tan cautivadoras y obscenas como las de la vida real. Sus películas han llenado de curiosidad y análisis a toda una generación de cinéfilos que hoy nos lamentamos de esta pérdida que nos deja un vacío inmenso.

Hace 9 años, el Institut Français de Madrid programó un ciclo completo de sus largometrajes hasta aquella fecha. Fue mi ocasión para verlas todas y fascinarme con su visión sutil y compleja de las relaciones. Autor de las maravillosas “Ma nuit chez Maud”, “Pauline à la plage”, o “Les rendez-vous de Paris”, quizá sea su tetralogía de cuentos de las cuatro estaciones su obra más depurada y accesible. “Conte d’automne” está, desde mi punto de vista, entre las mejores películas de toda la historia del cine francés, y posiblemente sea mi favorita de él, aunque siempre le tendré un especial cariño a “Le rayon vert” (el rayo verde) pues la vi en un momento vital de búsqueda sin objetivo, un poco como la pacata y cursi protagonista del film, y me hizo reflexionar sobre muchísimas cosas. Milagrosamente, también fue a partir de ver un rayo verde cuando empecé a encontrarle sentido a todo, a (como dice la leyenda de la que se habla en la película) entender mis propios sentimientos y los de los demás. Algo de lo que Rohmer, efectivamente, siempre supo mucho.



Nos quedan sus películas, si no las conocéis, no os las perdáis.
À bientôt, Éric!!!

6 comentarios:

mikgel dijo...

Sabes que no soy muy fun del cine francés, pero el tono elíptico y carente de cualquier asomo de grandilocuencia de Rohmer siempre me pareció interesante y atrayente. Me queda casi todo por ver de él, pero todo se andará.

Gus Planet dijo...

Hola Vulcano: me he quedado leyendo atte. tus palabras, porque al comienzo dices "hoy nos lamentamos de esta pérdida que nos deja un vacío inmenso..." y el maestro tenía ... 90 años! Yo creo que le llegó su hora y es la ley de la vida, todos nacemos, crecemos, envejecemos y morimos ... no te lamentes por eso! JE!

Por otra parte, es como tú dices, un cine que amas o detestas, pero entre nosotros, creo que debes tomarte algo, 'aquello', antes de ver éste cine y poder interpretar TANTAS cosas como tú haces y que los simples mortales no accedemos: dime, dime por favor que tomas antes de ver éste cine! JE!

Javier dijo...

La profundidad de la sencillez y del poder de la palabra.

Alfredo dijo...

Las pelis de Rohmer pueden parecer intrascendentes en una primera visión, pero son el reflejo más fiel de los vicios y virtudes de la sociedad moderna. Instruyen a la vez que entretienen. Y anoto mentalmente: "volver a ver El Rayo Verde".

senses and nonsenses dijo...

has conseguido ver el rayo verde? ?? mira que yo lo he intentado veces, y nada... nunca he tenido éxito. El rayo verde es mi favorita de Rohmer, aunque siempre he seguido más el cine de truffaut o godard. y adoré el personaje de marie riviére.
recuerdo con cariño tb Cuento de primavera y Cuento de invierno.
buena oportunidad para recuperar cosas que me faltan...

un abrazo.

Arquitecturibe dijo...

bueno... quizas seria bueno retomar la costumbre de buscar y ver el buen cine que recomiendan los buenos amigos, ya que me confieso ignorante de la obra de este hombre.
saludos desde mi lejana galaxia