31 de julio de 2008

La vieja Europa

Rue du Gros Horloge, Rouen.
Normandía, Francia.

¡Qué es compleja es la idea de este "viejo continente" en el que vivimos algunos! Tanto geográfica como culturalmente.
Extrañamente salpicada por muchos valores y costumbres compartidas y terriblemente diferente en tantos otros aspectos. Europa del Norte y Europa del sur. Europa Occidental y Europa Oriental. Europa conservadora y Europa liberal.

¿Caminamos hacia ser más parecidos o hacia una total atomización en visiones regionales, parciales, políticas?
¿Qué es Europa? ¿Qué la diferencia del resto del mundo?

Cuando era adolescente, cuando aún nos sentíamos aquí inferiores, cuando decíamos (aún lo seguimos diciendo muchas veces) voy a Europa si debíamos cruzar los Pirineos, mi idea de Europa (sin haber salido yo aún de la Península Ibérica) no era más que un conjunto de imágenes doradas por la fantasía, las de aquellas postales que tantas veces había mirado yo en casa de mi abuelo con ese deseo que más tarde se transformó en mi espíritu viajero.

Después, tuve la ocasión de viajar y conocer Europa de primera mano. Formé parte de esas primeras generaciones de estudiantes universitarios que probaron el ahora archiconocido Programa Erasmus. Hasta dos veces fui beneficiario de él.

En estos años me encontré con una Europa diferente a la imaginada. En los colores y en los sabores.
Pero una vez que pude poner vida a los iconos arquitectónicos y humanidad a los clichés culturales, una vez que aprendí con tesón varios de los idiomas de nuestro continente, una vez que me encontré en la intimidad del día a día con personas de diferentes países, fui componiendo el puzzle propio de esta Europa múltiple a la que ahora me siento tan intensamente vinculado. No sólo por la que ha sido mi experiencia vital, sino también a un nivel más global y "macrocultural", porque me reconozco parte de su forma de enfrentar la vida, de su ánimo por el progreso social y la lucha por unos valores humanistas, de su política quizá dominada por valores cristianos, pero con un claro espíritu liberal (frente al resto del mundo, sobre todo) y de su crecimiento vinculado a la importancia de la formación cultural, a la creatividad y a la integración de la diversidad de los pueblos. Ahora que parece que llegan tiempos de crisis de identidad y de proyecto de futuro para la vieja Europa, ahora que parece que otros vientos y otros poderes mucho más retrógrados y basados en el peor lado de la sociedad puramente capitalista parecen querer dar un giro de timón a las instituciones europeas, creo necesario pensar en la importancia de la pérdida de la oportunidad de que el liderazgo de Europa, en su lucha por representar y ofrecer su visión de sociedad al resto del mundo, acabe destruida por la globalización y el poder infinito de los valores ultraconservadores y de los intereses económicos de las grandes corporaciones multinacionales.
Para mí, Europa sigue representando esa esperanza de un mundo mejor, de una sociedad más justa a nivel mundial, de la paz y de la libertad, de la multiplicidad y del respeto, de la dignidad. Reconozco que mi discurso es quizá demasiado utópico, pero frente a la inevitable magnitud de la evolución de la realidad mundial, la utopía debe erigirse como una vía de cambio. Renunciar a los anhelos, por imposibles que éstos sean, es el primer paso para que nunca puedan llegar a realizarse.
Sin embargo, no puedo evitar sentir que una inevitable ruptura está a punto de producirse en el continente. Después de pensarlo mucho, creo que estoy a favor de que ésta se produzca a través de un cisma "amistoso" que cree una Europa a dos velocidades que al menos permita, aunque a ritmo más pausado, seguir por el camino que la Unión Europea lleva trazando medio siglo.

Pero por otro lado me parece un deber buscar también a nivel personal el vínculo que nos une a todo ello. Se trataría de un vínculo doble: el que va unido a esta idea de un mundo mejor, de una sociedad más justa y más sostenible, y otro, quizá más sentimental, posiblemente iluminado por la literatura o el cine, por la historia o por el arte, que nos haga también sentirlo como nuestro, como parte de nuestra identidad. De ahí esa pregunta inicial acerca de qué es Europa para mí.
Un amigo sudamericano compartía hace un tiempo conmigo su idea de Europa, y de cuándo y cómo la sentía más intensamente aquí, en Madrid. Le gustaba decirme que se sentía más en Europa cuando tomábamos café en uno de esos cafés antiguos que afortunadamente aún tenemos en la capital, o cuando escuchaba un vals de Chopin por las calles antiguas de la ciudad.

Para mí, la idea de Europa es aquella que tuve la primera vez que conseguí viajar a una de esas ciudades que aparecían en las postales que tantas veces había mirado con exhaustiva atención.

La primera vez que viajé a Francia llegué a través del canal de la Mancha y me dirigía a la ciudad de Rouen, capital de Normandía y famosa por las pinturas que de su imponente catedral realizó Claude Monet. También por que en ella murió ajusticiada en la hoguera Juana de Arco.
Es una ciudad que pese a los intensos bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, ha conservado bastante del entramado medieval de su centro histórico.

Yo conservaba una preciosa postal de tomada desde la calle del gran reloj (rue du Gros Horloge) con el imponente reloj del siglo XIV que para mí representaba esa Europa de raíz medieval que me sigue interesando y atrayendo hoy en día. Además, Francia representaba y sigue representando para mí el país que aúna un poco los valores del sur y del norte del continente, l'art de vivre y la eficiencia, el sol, el Mediterráneo, la lluvia, la nieve, el frío, la sociedad rural y la modernidad, la elegancia, la vanguardia y la tradición...
Aquella postal era para mí parte de la idea que yo tenía de Europa, así que cuando, con mis 21 años, atravesé por primera vez el arco de aquella calle de Rouen, sentí algo especial que se ha quedado ahí para siempre. Es la sensación que sigue representando Europa para mí, la sensación con la que identifico todo aquello de lo que aquí he hablado.
Estos días, en mi fugaz viaje a Normandía, he vuelto a Rouen, y a la rue du Gros Horloge. Y me he emocionado de nuevo.

Y para ti, ¿cuál es la imagen que representa a Europa?

11 comentarios:

Martini dijo...

me gusta viajar contigo... yo que no salido de España

-- dijo...

para mi simboliza estabilidad, comodidad y un tanto de hipocresía, porque siguen mandando a su antojo USA y por no meterse donde no le toca, todavía no se pronuncia oficialmente sobre las burradas que se cometen, eso si, si es relacionado directamente con la UE, si que se pronuncian, asi que por ese lado, tendré que acudir a mi lado egoista y resoplar sabiendo que controlan el territorio europeo sin permitir burradas sin justificación.

pero.. de todo hay en la viña del señor..

desde luego estoy contenta de haber nacido aqui que no en otro territorio.. aunque todo el mundo pensará lo mismo de su casa.. o no...

Unknown dijo...

Me resulta complicado hablar de Europa... yo creo que esa Europa soñada la van a ir construyendo sus habitantes de una manera u otra, pero siempre a parte de esas instituciones que nunca nos consultan sobre sus tratados y que piensan en una Europa con la que es difícil sentirse identificado.
Coincido contigo en lo que piensas sobre Francia... a mi también me pasa cuando cruzo la frontera de Irún.
besos... y a ver si os venís por aquí y hacemos una escapada por el sur de Francia o por Burdeos.

Anónimo dijo...

soy muy europeista, porque a mi manera soy un idealista político. y hay cosas en las que creo.

europa tiene el riesgo de los recelos y las envidias. y también tiene la desventaja de los idiomas
sin embargo, representa la esperanza de un gobierno global con unas ideas sociales y culturales. claras, propias y asentadas.

la diferencia de edad hace que, al contrario que tú, yo siempre me haya sentido parte de europa. una europa que aún se está formando.

mikgel dijo...

Coincido plenamente contigo en el análisis político. Yo también he llegado a la conclusión en las últimas semanas de que una europa de dos velocidades va a hacerse casi imprescindible. Yo también temo por ese proyecto europeo. Y temo más porque creo en la exportabilidad del modelo, en la disolución paulatina de las fronteras, porque yo no creo en las líneas imaginarias que diveden el mundo.

Por otro lado me das una envidia que me muero a sorbos leyéndote, porque echo mucho de menos esa experiencia tuya de haber salido al mundo, me la echo tanto en falta... bueno, todo menos tu "afrancesamiento" cultural, la cultura francesa tiende mucho a los metalenguajes, a una cierta artificialidad, a una burbuja cultural, que a veces me la hace lejana.

Quizá la imagen de europa para mí ahora mismo sería la nueva cúpula del Reichstag de Berlín. Símbolo de la destrucción de nuestra grandeza a la que nuestra propia soberbia nos condujo y el futuro que queremos construir juntos a partir de ella.

besos.

Tomás Ortiz dijo...

Es un placer descubrir un pedacito de Europa a través de ti.

A los europeos nos unen muchas cosas, pero también nos separan muchas otras, sobre todo rencores históricos que son difíciles de evitar. Pero también existe eso en EEUU, y su unión parece más sólida que la nuestra, al menos es la sensación que ofrece...

Saluditos apretados

Javier dijo...

El tremendo peso de la historia, peso histórica que a veces nos asfixia y parece que nos paraliza, cuando debería ser el reflejo en el que todos nos mirásemos para reencontrarnos en esa identidad común que posee más de verdad que de utopía. Una identidad demasiado manipulada por políticos más que mediocres incapaces de ver las naciones que componen Europa como un espléndido mosaico de siglos de historia y no como su finca particular. Falta decisión y arrojo, lo cual nos está llevando a quedar emparedados entre U.S.A. y parece que China, la cual tendrá mucho que decir. No podemos renunciar a siglos de historia pero sí reinventarnos sin dejar de ser Europa y sin perder todo aquello por lo que durante siglos hemos luchado.

Amilamia dijo...

Para mí Europa es un pedacito de piedra incrustado en un inmenso mundo de color. Soy poco patriota y me encanta el mundo en su totalidad. He viajado bastante y espero seguir haciéndolo, conozco un poquito de casi todos los países europeos y mucho menos del resto de los países del mundo (algunos de américa central, Cuba, África y Asia). Europa me gusta, es bonita y tranquila, Centroamérica me apasiona, me inquieta, me sorprende, lo mismo me ocurre con África, despierta todos mis sentidos, sus colores, olores, sabores, la alegría de sus gentes, la luz, el aire... Europa... la vieja Europa. Para mí lo que en Europa es un delicioso paseo en otros países se transforma en una maravillosa aventura. En cuestiones políticas y sociales digamos que es una rueda que gira contínuamente sobre sus mismos pasos.
Bicos

CRISTINA dijo...

¡¡Qué complejo todo!!
Estoy de acuerdo con muchas de las cosas que dices, pero no sabría responder qué es Europa, ni siquierá qué es Europa para mí.
En mi último post escribía sobre un viaje que hice por la antigua Yugoslavia. También éso es Europa. SEntía la conexión al estar en el Mediterráneo con muchos lugares de España, pero ninguna conexión entre Bosnia y Francia, por ejemplo... Estar en Italia es estar en Europa, pero no tanto si vas hacia el Sur. ¿Qué tienen en común Portugal y Alemania?... En cambio Portugal y España, tan como se dice, unidas y tan de espaldas. Cuando estuve en Rusia vi ciudades europeas y otras en las que no reconocía esa vieja Europa... no sé...creo muchas veces que hay lugares, gentes, paisajes, lenguas, en este continente que no tienen absolutamente nada que ver, sin embargo, por encima de todo, creo que hay o quiero creer que hay unos "valores" una forma de hacer la cosas, un algo que nos identifica frente al resto del mundo. Todo eso bueno, a pesar de lo malo, lo veo a veces en peligro y creo que habría que cuidarlo, mantenerlo, contagiarlo al resto del mundo.

Saludos.

Alfredo dijo...

Sé que caigo en el topicazo, pero cada vez que pienso en Europa se me viene a la cabeza una imagen (y un sonido): Una orquesta y un coro de chinos interpretando el cuarto movimiento de la novena sinfonía de Beethoven. Los orientales entonan aquello de “Freude, schöner Götterfunken / Tochter aus Elysium” y yo me emociono y me pongo a llorar. Europa ha sido capaz de lo mejor y también de lo peor, pero representa para mi una serie de valores éticos y estéticos universales. Soy europeo y europeísta. Y estoy de acuerdo en lo de las Dos Velocidades. Si algunos estados insolidarios no quieren subirse al carro de la construcción europea, habrá que construir Europa sin ellos.

senses and nonsenses dijo...

sólo conozco tb postales de europa, mmmm, no sé... si no se hubiera pensado sólo, y en primer lugar, en una unión económica más que otra cosa, es posible que no estuvieramos hablando de la europa de dos velocidades.
y aunque me jode adoptar una postura tan etnocentrista, tb pienso que debemos defender los valores éticos y hasta morales de europa, de la vieja europa, frente a la nueva realidad europea. la importancia de francia en esto ha sido crucial.
bueno, me temo que no he contestado a la pregunta...

un abrazo.