"¿Cómo dejamos que nos ocurriera, a nosotros, tan parejos en la experiencia, curtidos y sazonados en otras comarcas por las decepciones del amor?
(...)
Golpeó la arena húmeda con el pie. No era solamente como si una falla geológica acabara de abrirse en el terreno que habíamos pisado con tanta confianza. En mi propio carácter, una mina abandonada desde hacía mucho tiempo, una galería acababa de desplomarse. Comprendí que ese tráfico estéril de ideas y sentimientos había abierto un camino hasta las selvas más densas del corazón, y que allí nos convertíamos en siervos de la carne, dueños de un conocimiento enigmático que sólo podía ser transmitido, recibido, descifrado, entendido, por los pocos seres que son nuestros complementos en el mundo. (¡Cuán pocos, y qué raras veces se los encuentra!) Recuerdo que ella dijo
- Después de todo, esto no tiene nada que ver con el sexo.
Sentí ganas de reír, aunque percibía en sus palabras la desesperada tentativa de disociar la carne del mensaje que contenía. Me imagino que estas cosas les ocurren siempre a los fracasados que se enamoran. Vi en ese momento lo que debería haber visto mucho antes: que nuestra amistad había llegado a un punto de madurez en que ya éramos parcialmente dueños el uno del otro.
(...)
En silencio, tomados de la mano e incapaces de pronunciar una sola palabra, regresamos por la playa hasta el sitio donde habíamos dejado nuestras ropas. Justine parecía al borde del agotamiento. Los dos ansiábamos separarnos para escudriñar en nuestros sentimientos. No nos dijimos nada más. Volvimos a la ciudad, y ella me dejó en la esquina de siempre, cerca de mi apartamento. Cerré la portezuela de un golpe, y la vi alejarse sin decir una palabra, sin mirar siquiera.”
Justine, Lawrence Durrell (traducción: Aurora Bernárdez)
6 comentarios:
Caro, es curioso, ahora justo estoy en una reunion en la que estoy un poco distante y acaban de tocar esta pieza....
Bach, tan hermoso como tu relato.
Tu seudónimo no será Aurora Bernádez? jajajaja, es tan... tú.
entiendo que te deje sin aliento el leerlo...
Hoy parece que voy de recuerdos en recuerdos, ya que acabo de visitar a Senses, el cual acaba de despertar recuerdo de los 80 y ahora tu me traes a la memoria esta magnífica obra literaria parte de la tetralogía "El cuarteto de Alejandría", un estupendo cruce de miradas en las que nos demuestra como una misma realidad es apreciada de diferente manera, la descomposición de la mirada en una realidad poliédrica.
Te sigo.
yo tb pensé que era tuyo.
y tras la explicación de pe-jota, muchas ganas de leerlo.
...se enamoran sólo los fracasados?
un abrazo.
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