No me gusta poner inicio ni límite a los cambios, y el cambio de año no deja de ser una conveniencia que no marca demasiadas cosas en la vida diaria ni en la de los anhelos. El más importante, el inicio del crecimiento del día solar, ya comenzó hace días... Poco más importante va a cambiar que sea previsible, a parte de las inscripciones en los gimnasios para bajar estos quilos de más que las fechas y sus consecuencias nos han regalado. Pero, como cualquier otro momento, ¿por qué no también hacer recuento de lo que ha sucedido? que conste que yo lo hago por que sí, no porque lo haga la mayoría, que también...
Además, este año ha sido fácil de resumir. Para mí ha sido un año de tránsito, de recuperar el ritmo que había iniciado cuando me vine a vivir a mi terraza, y que de alguna forma se quebró un poco por el camino. Ha sido un año de asumir muchas situaciones, de incapacidad para olvidar la intensidad de lo que he vivido en estos últimos años, de hacerme amigo del silencio que siempre desdeñé, y de entender que hay dudas que, aunque duelan, nos hacen entender la vida mejor y eso siempre nos hace crecer como personas. Porque no es fácil soñar día a día sin dudar, y no es fácil tampoco buscar el lado intenso de la existencia sin equivocarse. Me equivoco continuamente, me pierdo con frecuencia, me distraigo y pierdo rumbo, me aburro, me hundo en la pereza... pero intento asumirlo cada vez más, porque es inútil hacer trascendencia de eso, siendo como somos tan frágiles, tan breves... Por eso, os invito a que seamos benévolos con la imperfección propia, porque así también podremos serlo con la ajena. Sólo somos bellos porque nos equivocamos, sólo aprendemos y crecemos porque no nos herimos con los errores, sino que los usamos para tomar conciencia de que ser humanos (con todo lo que ello conlleva) en ese minúsculo instante en que vivimos, es lo más intenso que nos puede regalar la existencia.
Ha sido un año rico en encuentros y en amistades de las que marcan. La mayoría se han iniciado aquí, pero han hecho su surco intenso en la realidad de mi vida. Sabéis quiénes sois. Este año habéis estado en el centro de mi vida y la habéis decorado como nunca habría imaginado. Desde los que entraron en la primavera, y se han ido forjando con la más sincera de las dedicaciones, a los que acaban de surgir y ya me llenan muchas tardes de sentimientos muy grandes, pasando por los que se van y vienen, pero tienen su huequito siempre en mi corazón. A todos vosotros un GRACIAS así, enorme y sincero. No hay mejor regalo en la vida, me siento afortunado de que se hayan cruzado nuestros hilos... Nos vemos en el 2008, seguiremos sin duda cruzando los hilos.