13 de marzo de 2008

King Lear


Mi primera visita al flamante Teatro Valle Inclán, segunda sede del Centro Dramático Nacional. Compañía que casi siempre creo que está a buen nivel, pero esto en los tiempos que corremos de facilidad de ideas y falta de creatividad eso no es demasiado difícil.
En el escenario, una de las mayores tragedias de Shakespeare, "El Rey Lear". Una obra inmensa, que recorre con una pluma impecable y una vitalidad sobrecogedora ese puñado de pasiones y perversiones humanas que siguen definiendo en gran medida el género humano. Pasiones carnales y ansias de poder, miedos, envidias, vanidades, egoísmos, temores... de todo ello está sembrada la obra, que además lo desarrolla a lo largo de una historia llena de escenas de puro placer dramático, llena de posibilidades escénicas. En suma, puro teatro, del mejor.
La versión de Juan Mayorga me pareció noble y ajustada, y muy en consonancia con la dirección de Gerardo Vera, que ha hecho un verdadero ejercicio de economía de medios, para despojar la historia de ropajes y escenarios grandilocuentes (los que uno imaginaría para una corte como la que describe esta obra). La escena queda desnuda, y aparte de algunos pocos muebles esenciales (los mínimos) y esas espadas que se ensartan en la pared para ser empuñadas cuando es necesario, la escena eran sólo volúmenes y algunos efectos (brillantísimos) de luz y sonidos que no protagonizaron sino más bien apoyaron a la acción de manera rotunda. Igual que el vestuario, de época indeterminada aunque de evidencia contemporánea, pero que no consistía en un ejercicio de pretendida "modernidad" sino más bien en un apoyo más a la deslocalización histórica, geográfica y social de una historia que tiene en las palabras argumentos suficientes como para agarrar nuestras entrañas de manera suficiente. Y es que en el texto está todo lo necesario para convencer, para emocionar, para hasta reconocernos y avergonzarnos... Una correcta interpretación del texto de Shakespeare es suficiente para desplegar lo que el Rey Lear tiene en sus páginas. Las interpretaciones de la presente producción del CDN son más que correctas, si bien hay un desequilibrio evidente entre los papeles masculinos y los femeninos, ya que estos últimos quedan por debajo de aquellos en intensidad y calidad, lo cual desmerece un poco esta tan brillante producción. El Lear de Alfredo Alcón es intenso y lleno de fuerza, pero no brillante, y en mi opinión convierte la locura final en un acto demasiado tendente a la ñoñería y el amaneramiento, en un signo de arrepentimiento que yo no creo (o quiero) ver en Lear. Aún así, es una interpretación a la altura. Para terminar, me gustaría resaltar el montaje de las escenas, dinámico, quizá tendente e lo efectista, pero que encaja perfectamente en la acción dramática. Dos horas y media de función prácticamente sin posibilidad de respiro ni aburrimiento.
En fin, una noche de verdadero teatro, de ese que tanto cuesta ya encontrar hoy en día. Siempre he sido defensor de los clásicos, porque por algo lo son. Pero el actual panorama del teatro y su tendencia a deformar los textos y las intenciones no me convence casi nunca, por eso soy proclive a preferir producciones correctas como ésta, que tocan poco el original y más bien tienden a realzar las palabras y la interpretación que a ensombrecerlas. En definitiva, una obra verdaderamente recomendable para los amantes del teatro clásico.

13 comentarios:

NaT dijo...

JOOOOOO, podías haberme dicho que ibas al teatroooooo, joooooooooooooooooooooooooo
Malo-malo-malo
te odio-to odio-te odio!!!!!

Bueno... y también te quiero un poquito

Arquitecturibe dijo...

Nunca he ido a una obra de teatro clasico, pero con esta restrospectiva tan fabulosa que haces, a cualquiera le quedan ganas de ir!
perdona mi tardanza, pero la gripa me ha tenido alejando del mundo y sus demonios!
saludos desde mi lejana y gripienta galaxia

senses and nonsenses dijo...

tuve que leer Hamlet para un trabajo de clase, y de paso cayeron RyJ y El rey Lear. que me fascinó y me obsesionó durante algún tiempo. era la época de Ran de Kurosawa, que tb me encanta. leyéndote me han dado ganas de volver a acercarme a la obra. por aquí estuvo la versión de calixto bieito, pero tpc la ví.

un abrazo.

Anónimo dijo...

el teatro como espectador me motiva más bien poco... no sé.

Cvalda dijo...

¡Ay chico! Si aún no he tenido tiempo de leer tu anterior post, ¡qué estrés!

En una asignatura de la carrera elegimos esta obra para analizarla a fondo, así que, la verdad, me gustaría verla en teatro. Por lo que cuentas, podría gustarme bastante :)

Javier dijo...

Por fin parece que un cierto nivel de sensatez se está extendiendo en el Teatro y podemos volver a disfrutar del teatro de texto. Y con ello la recuperación de los clásicos que tan magistralmente retrataron las pasiones humanas.

Martini dijo...

Hace siglos que no voy al teatro... aunque tampoco es que tengamos un gran cartel y opciones por aquí...

Francisco García dijo...

Creo que haces una crítica bastante justa, pero sobre todo, que hablas con conocimiento. Y es que a veces me da mucha pena ver cómo opina la gente sobre el teatro, al oírle decir cosas como "pues vaya mierda, ¡si no han puesto decorado!", o "no entiendo eso de que la protagonista lleve una cuerda enroscada al cuello..." ¡A ver si empezamos a fijarnos un poquito en todos los elementos de significación de la puesta en escena!
Enhorabuena por tu buen gusto Vulcano.
Un abrazo.

pon dijo...

Prefiero leer a Shakespeare que verlo representado.

Anónimo dijo...

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que suerte teneis de poder asistir a buenas obras... aqui en las baleares nos conformamos con las migajas y co precios de infarto solo por el transporte a las islas.... bua

mikgel dijo...

Suena bien. Me juego un meñique a que esta no es la producción del CDN que veremos en el Castillo de los Guzmanes de Niebla este verano, ultimamente nos traen lo peor de lo peor.

kisis.

Alfredo dijo...

Pues precisamente ando con ganas de hacerme un buen teatro y a poder ser, un clásico. Así que gracias por la recomendación.