Es imposible aportar una mirada nueva sobre Roma, y cuanto más veo mis fotografías, más me doy cuenta de lo difícil que es despegarse de las fotografías y de las miradas que sobre esta ciudad hay en tantos y tantos lugares, y que inevitable forman parte de la imagen colectiva y universal de esta ciudad. Es, no obstante, curioso cómo nada más llegar se deshace esta imagen guardada en mil archivos de la memoria visual para dar lugar a esa visión personal de cada uno, que es capaz de incorporar lo tantas veces observado en fotografía de manera que parezca nuevo, como recién nacido. Pero supongo que forma parte del secreto de la ciudad eterna. De todas formas, y con la humildad que merece, os dejo aquí parte de mi mirada, la propia y la ajena sobre mí. Y esas grandes y pequeñas cosas que cautivaron mi retina.
8 comentarios:
tu preciosa mirada...
que más?
besotes!
Muy bonitas las fotos.
Saludos.
tenemos que organizarnos y que me comentes esas fotos :)
que pectoraláncanos tiene el señor del busto de la primera foto
preciosas imágenes, al fin puedo verlas en casa
a mi siempre que cuesta no poder acariciar esas espaldas praxitelianamente curvadas
de mármol
impresionantes las fotos. chulísimas.
con una luz estupenda.
me gusta mucho tu mirada...
un abrazo.
Yo en el presente caso añadiría el peso omnipresente de la historia, el cual ha creado un imaginario del cual es difícil huir, y que continuamente nos trae recuerdos del pasado tanto real como imaginado.
Pues ahora que la he visto a través de tus ojos tengo aún más ganas de conocerla, de descubrir esos secretos que guardan las piedras... algún día, no lo dudo.
Me encanta la foto de la sombra.
Besos volcánicos
Ya me contaras... ya me dirás... y espero que me enseñes las fotos...
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