19 de mayo de 2009
100 años sin Albéniz.
Me da por pensar últimamente en el poco cuidado que ponemos en tomar consciencia de nuestro Patrimonio. A veces parece que lo único que merece el rescate, la restauración o la puesta en valor es lo más tangible del pasado, es decir, la arquitectura. Y sin embargo hemos descuidado revisiones de importantes periodos de la historia de nuestro país, géneros literarios, científicos importantes, y otros tantos y tantos importantes creadores de las más diversas Artes...
La música, desgraciadamente, tampoco está entre los valores culturales por los que nos hayamos destacado mucho en cuidar como es debido. Últimamente estoy intentando descubrir nuevas obras y nuevos autores de nuestro país. Hay muy pocos, pero algún músico hay, que se está dedicando a rescatar y dar a conocer el inmenso patrimonio musical español encerrado en archivos de diferente naturaleza, olvidado y sin ser interpretado en muchos casos desde hace siglos. Al igual que hicieran hace años algunos con esa época de esplendor de la música española de los siglos XVI y XVII que ahora encandila a tantos melómanos de todo el mundo, se comienza a hacer ahora con el desconocido periodo (en lo musical, quiero decir) de los siglos XVIII y XIX. Intentaré hacer alguna entrada con lo que voy descubriendo.
Pero al hilo de lo que quería comentar, ayer fui plenamente consciente del desinterés que estos temas suscitan, ni siquiera entre las autoridades e instituciones que vertebran la vida cultural de nuestro país. Ayer se celebró el 100 aniversario de la muerte de uno de los músicos más importantes que hemos tenido, Isaac Albéniz. Casi nadie se ha hecho eco. Las celebraciones, a pesar de la rueda de prensa a bombo y platillo de la ministra de cultura, van a ser muy discretas. Y de muestra un par de botones. Ni siquiera la Orquesta Nacional de España (que la próxima semana ejecuta un programa de música española sin contar con él) lo ha programado este año. Tampoco el ciclo más importante de recitales de pianistas de este país, el de la revista Scherzo, ha intentado que su obra maestra, la suite Iberia, sea tocada en este año del aniversario de la muerte de su autor. Es cierto que existe un programa de actividades que pretende reivindicarlo, pero que si se mira detenidamente, tampoco aporta mucho, ni servirá para que efectivamente la figura de Albéniz sea más conocida y apreciada.
Y es que hablamos de un músico reconocido internacionalmente, no sólo como uno de los intérpretes de piano más importantes que hemos tenido, sino especialmente como uno de los más grandes compositores de música para piano del XIX. Su suite Iberia es considerada una de las cimas del instrumento.
Albéniz fue un músico formado en Francia, y estuvo en contacto con las élites y las vanguardias musicales de su época. Su modernidad es incuestionable, pero aquí nunca se le entendió, y eso que partió siempre de un conocimiento profundo y apasionado de la música popular, principalmente de aquellas del sur de la península ibérica. Él consiguió traducirlas a un lenguaje musical universal y moderno, a través de una escritura vibrante y honda sin dejar de ser profundamente folclórica. Y todo ello desde una complejidad formal fuera de lo normal, y una creatividad que simplemente nos desarma.
Para recordarle he elegido uno de los números de la suite Iberia menos conocidos, pero que está entre mis favoritos: Almería. Es la pura esencia del cante jondo, convertida en un impresionante ejercicio de ensoñación musical que desde una escritura nueva nos hace llegar igualmente ese lado hondo e infinitamente melancólico y oscuro que describe muy bien cómo no todo en este lugar del mundo es luz, alegría y buen humor...
La interpretación es la del pianista cordobés, Rafael Orozco, uno de los más grandes que hemos tenido en España en el siglo XX, y que se merece sólo él una entrada entera (quizá mi amigo Pe-jota se atreva a hacerlo, es de los que creo que encajan bien en su blog). No hace falta decir que es mi interpretación favorita.
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6 comentarios:
Como ya te decía, mi educación en cuanto a música clásica ha sido nula. Ni que decir que he sido todo un aislado en mi propio país sobre este tesoro del que nos hablas.
Curiosamente, mi conocimiento y mi pasión por la música clásica española aparece justo cuando salgo de alli. En un curso de la Universidad de Helsinki me desvelan todos esos secretos. De los que nunca fui educado, y del que tampoco me interesé antes (no toda la culpa la merece la falta de un programa de educación).
Que bien que con descubrirte, también me llevo la llave a esta belleza que me acompaña. Gracias por mensajes como este. Quizás un día me atreva y escriba sobre mis propios descubrimientos en mi blog.
te beso.
Gracias David! hermoso pasaje de la suite Iberia. Como muchos de nosotros no la conocía y me ha fascinado, espero tener más tiempo, pronto, para poder disfrutarlo en casa y tranquilamente ... por ahora me conformaré con el pasaje que nos has compartido ...
Una vez más: GRACIAS !
Pues ahondando aún más en el tema podría decir que las celebraciones que se han orquestado aquí, su tierra natal, no se puede decir que sean para tirar cohetes precisamente, y lo peor es que están pasando con más pena que gloria, podría ser más cruel en mi comentario pero creo que no vale la pena hacer sangre.
Como debes suponer me has pisado la entrada, pero se perdona, jejejeje
el patrimonio nacional es poco apreciado. supongo que la cercanía nos hace verlo como algo natural, y no como lo extraordinario y magnífico que es.
yo soy un claro ejemplo de todo esto que cuentas.
ni había oído nada del centenario, y creo que no había escuchado nunca a Albéniz, al menos conscientemente.
...en la foto me ha parecido un hombre bastante atractivo.
un abrazo.
Conocí la Suite Iberia a través de una transcripción a guitarra que realizó Cañizares un guitarrista bastante importante al que entrevisté hace tiempo. Sé que estás escrita para piano, pero sin duda en guitarra resultaba más evocadora... ¡y folclórica!
De nuevo mil gracias por tus píldoras digitales!
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