Comienza la estación de la noche, la del deseo y la incógnita, la del olvido y la distancia. Se nos van despegando lentamente las vendas del hábito y el ancla que agarra los apetitos insospechados. Las lunas crecerán más blancas y lechosas, y su influjo lloverá sobre las aceras tibias, invisible a los sonidos de la noche. Y nos atravesará el silencio como una daga en mitad de la metamorfosis, para recordarnos esa piel que tan sólo rozamos una vez, pero que se quedó sumida en la amnesia de nuestros dedos, atada únicamente al perfume aquel que vendrá a despertar, como un milagro inesperado, en el inicio de cualquier noche de sábado, el único soplo que podremos recordar en las largas noches de invierno.
6 comentarios:
Como siempre excelente texto amigo Vulcano!
Claro que todos debemos tener recuerdos de esas nuits d'etés que nos acompañarán en las largas noches del invierno ... si, unos bellos recuerdos ...
Las largas y cálidas noches de verano... con que añoranza se recuerdan en las frías y oscuras noche de invierno...
Besos de verano
recuerdos de noches de verano... cómo nos deja el calor...
se nos relajan los sentidos, las máscaras se derriten antes en una calurosa noche de verano, somos más generosos incluso... feliz solsticio, una noche de san juan mágica, y que tengas muchas lunas llenas de agosto desde ya mismo...
un abrazo.
Muy bonito, pero yo estoy de nuits de'été hasta allí mismo. Donde se ponga una buena noche de invierno, larga y fría...
Perfecta simbiosis texto y música. sensualidad, calor y solemnidad barroca, ritmos pausados para un estío que sin haber empezado amenaza con alterar nuestras pulsiones.
Publicar un comentario