15 de septiembre de 2009
Tarde de Prado.
Madrid te sorprende así, en medio de una tarde de calor y bullicio, por entre los despistados y los foráneos. Uno parece quererse confundir con ellos, y sentir que está en un lugar lejano, lleno de personas ansiosas también por ver qué ocurre en la noche, qué lunas nos mirarán, qué interiores nos acogerán, como si nada pudiera preverse, como si todo fuese nuevo y apetitoso. Me gusta Madrid porque a veces me hace sentir extraño, porque me acoge con complicidad pero al mismo tiempo me hace sentir extraño, lejano, inconsciente…
Tras la tarde el guiño de sol en la ventana, y eso que quizás, entre tanto turista a la puerta del Prado, tan sólo yo sé que en unas semanas sobre la fachada de la Academia de la Lengua el sol pintará las tardes más bonitas que conozco justo allí, junto a los árboles del retiro, en el Otoño que quiere anunciarse ya, una vez más.
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6 comentarios:
eso necisto yo
el Retiro
el retiro
abrazo cálido en este día húmedo
madrid es una ciudad de muchos matices y perfiles.
hace unos días la redescubrí yendo en bus cuando ya había anochecido. me hipnotizó.
qué poco conozco Madrid!
El Retiro, sí.
...que el otoño llegue pero lentamente, que llevo años teniendo la sensación de que ya solo nos queda el verano y el invierno.
un abrazo.
Este verano de calor acelerado ha teñido también de marrón muchos árboles que no lo pudieron resistir. Es curioso cómo, sin embargo, la imagen nos parece mucho más bucólica cuando el frío se nos mete en los huesos y la humedad riza los cabellos.
Yo ciego, ajeno a muchas cosas que suceden en el mundo. Las múltiples caras de Madrid al menos, gracias a ti, no me las pierdo.
Un abrazo.
Parece que los atardeceres de Madrid siguen manteniendo su encanto, ahora que comienzan a ser un vago recuerdo para mi.
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