11 de enero de 2008
De repente.
Adelantándote sobre la mesa de un café. De cualquier café. Tarde fría de invierno, el viento se cuela hasta nuestros pies, que se mueven inquietos bajo el mármol. Y los argumentos parece que se acaban en el libro que descansa bajo tu mano, que dibuja algo sin sentido sobre la cubierta. De tu mirada, sin embargo, siguen saliendo palabras. Palabras que reverberan en los espejos, palabras que se bañan en el café y entre mis dedos, que se travisten y juegan a ser crípticas mientras caminan, pero que se desnudan en mi boca.
Deshaces el nudo. Tu garganta es suave, pálida a la luz de esta esquina. Dicen que mañana será el día más frío del año. Y las aceras parecen temblar desde el cristal. La ciudad se adormece, se va quedando oscura. Me fijo en el botón desabrochado de tu camisa, y trato de sumergirme en la sombra que traza. Entonces, el torrente de historias que corre bajo tu mano se desboca en mi mente. Lo ambiguo deshace los diques de arena invisible, y todas las coartadas se hacen dúctiles al caminar detrás del espejo de mi mirada. Me siento a gusto, como siempre. Entretenido, jugando en el limbo del conocimiento, como otras veces. De tus manos se escapa una foto de infancia. Tus piernas corren sobre verde, y en tu sonrisa se refleja ya el futuro. Es sólo entonces cuando siento que me fulmina, como en una tormenta de verano, el rayo del deseo. Me callo...
Salimos del café, cada uno hacia un lado.
Hasta la semana que viene.
Me vuelvo después de treinta pasos, pero tú sigues tu camino. Todo ha sido como siempre, y tú no te has dado cuenta. No te diré nada, pero esas cadenas de aire ya me silban en las sienes. Será difícil vivir, una vez más, detrás del silencio.
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14 comentarios:
¡Ay el deseo insatisfecho!
No, si al final el señor Freud iba a tener razón en lo de los deseos reprimidos.
Me gusta como se dibuja la conversación que no ha tenido ni siquiera lugar. Ese libro que agota las posibilidades de una boca tan reprimida como la del narrador.
Un abrazo titi. Y un beso of course.
Llevo ya tiempo atrás de visitar este espacio como lector silencioso pero creo que vale la pena comentarte que he absorbido muchos recursos literarios, música y escencia del mismo.
Mil Gracias, pues es verdaderamente enriquecedor y prometo dejar mis comentarios más a menudo.
Un beso gordo.
http://tessitoredisogno.blogspot.com
mi vulcano favorito, ...caigo fulminado con la magia de tus palabras.
un abrazo.
qué preciosidad de relato.
esos encuentros... cómo me gustan.
"La eternidad en un instante", ¿no? :) Es interesante que el momento que para uno es irrepetible para otro pasa totalmente desapercibido...c'est la vie
te he dicho alguna vez lo mucho que me gustan esos cuentecitos que escribes?
Es como si hubiese estado en ese café, observando el frío desde los cristales, observándote a tí, a él...
Un beso.
Que ilusion veros. Y dicen que Madrid es grande. Tuve toda la tarde una sonrisa en la cara.
Un besazo.
;-P
Así que al final sigue haciendo frío.
Deseos y realidades rara vez se confunden.
Callar... ay como duele callar, y ver como el objeto de nuestros deseos de nada se entera. Y yo me digo por qué no lanzarnos a volar... si nos estrellamos, duele sí, pero es mejor que la duda. Sabes yo una vez dí el salto y fue un aterrizaje de espanto, pero no me arrepiento, no me queria y ya.
vidas transparentes
de reinos silenciosos
what if...?
"mil y una historias que hipotéticas juegan en nuestras cabezas"
dentro o fuera
las digamos o no
las palabras siguen su curso siempre
y
o tocan a otro
o nos tocas a nosotros
pero buscan siempre el contacto
el calor de un oido
de una espalda
de otra mirada
o el hermético calor de nuestro deseo
que placer como siempre
enredarme en tus palabras
é horrivel esse sentimento, como tudo se resumisse a nada...temos muito que evoluir em termos de relações humanas...senti este texto, porue já me senti assim, também.
El cafe, el libro, los espejos... me parece casi oirte hablar, verte con la mirada picara a veces un poco maliciosa pero siempre divertida.
Besos guapo!
Pero bueno... ¿De verdad que pretendes conquistarlo a base de San Pellegrino y Coca Cola Light? ¡Emborráchale, hombreyá! ¡Emborráchate tu también y lánzate a por él!!!
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