4 de septiembre de 2008

Las Troyanas


A pesar de no apasionarme, siempre he concedido a Mario Gas mi respeto porque creo que es un sabio traductor que suele estar a la altura con un razonable grado de dignidad. Tenía mucha curiosidad por conocer su montaje de las Troyanas de Eurípides que estrenada en el festival de Teatro Clásico de Mérida, se representa ahora y durante el resto del verano en el las naves del Español del Matadero de Madrid.

Este texto milenario de Eurípides contiene intacto después de todo el tiempo transcurrido por él la inmensa fuerza de la sinrazón de la guerra y sirve con plena vigencia aún hoy como reflexión sobre la crueldad humana, el dolor, la venganza y la piedad. Es un texto mayúsculo, elegíaco, desolador, que conmueve porque sus palabras nos muerden continuamente la conciencia.
Tengo que reconocer que la producción me pareció muy acertada, y que creo que resuelve con acierto el dilema que este tipo de textos supone para ofrecernos la obra de manera fiel y sin embargo actualizada. El secreto desde mi punto de vista está en la capacidad de no tocar el sentido del texto ni añadir elementos que nos alejen de él, pues es ahí donde reside la verdadera fuerza de un clásico de esta envergadura. La puesta en escena de Mario Gas es sobria, pero contiene los justos golpes de efecto para conmover sin distraer la atención de las palabras. Una escenografía entre moderna y atemporal que nos acerca palabras e imágenes a una identificación más directa por parte del espectador, pero que no sobresale ni enmascara nada. La sobriedad y elegancia de Mario Gas sólo es sutilmente transgredida para recrear los momentos de mayor tensión, como la entrada de Helena o la muerte de Astianacte. Pero aún así, me parece soberbio el manejo de la acción dramática que nos propone.

La versión del texto me pareció acertadísima, sobre todo porque el conjunto de actrices que lo soporta, especialmente las protagonistas Gloria Muñoz, Anna Ycobalzeta y Mía Esteve (Hécuba, Casandra y Andrómaca) realizan una gran interpretación que se mueve dentro del histrionismo necesario de una tragedia de estas características, pero sin forzar el tono más de lo necesario para no despegarse del texto. Un texto que pronuncian con una dicción extraordinaria que nos hace temblar ante el sonido y la contundencia de unas palabras que nos llegan llenas de infinita belleza y espanto.

El coro de secundarias es de mucha menor calidad, y a veces, cuando en algún momento salen de su silencio o de sus cantos, se nota mucho, bajando algo la tensión del texto, haciéndonos escapar un poco del sueño al que nos somete esta obra. Tampoco termino de entender la elección de Ángel Pavlovsky para el pequeño papel inicial de Atenea, que nos hace dudar por momentos de cuál va a ser el tono de la versión. Pero al final el trazo de Eurípides se impone, porque su fuerza solo necesita de un escenario justo y una correcta interpretación para poder desplegar ante todos el inmenso y hondo dolor de este fresco de la sinrazón humana.

4 comentarios:

Javier dijo...

Amén, solo cabe estar en desacuerdo, pero no es mi caso, así que te doy poco juego, ainssssss

Anónimo dijo...

aunque originalmente eras un poco escéptico, parece que sí te ha gustado :)

senses and nonsenses dijo...

Gloria Muñoz es un actrizón.
muy desperdiciada en cine...

pues excepto la actuación de las tres actrices a mí no me ha quedado muy claro si te gustó no te gustó.

un abrazo.

Anónimo dijo...

muy interesante.

Besitos de miel.