22 de febrero de 2009

Deepest fate.


Y cabalgábamos todos a través de la oscuridad del bosque. Nosotros y el cortejo, envuelto en plata y terciopelos de más colores de los que podría recordar. La luz del sol nos llegaba como lanzas sobre el rostro. La selva del corazón, por un instante, abrió su espesura, y nada pareció que pudiese interrumpir aquel trote veloz de los caballos al unísono.

Second Woman
Oft she visits this lonely mountain,
Oft she bathes her in this fountain;
Here Atcaeon met his fate,
Pursued by his own hounds
And after mortal wounds
Discover’d, discover’d too late.

Entonces fue aquella nube que todo lo cubrió. Trote y espesura, su rostro y los terciopelos que parecían tragarse ya las hojas negras de los robles. El primer trueno seco, terrible sobre los troncos recios del verano. Y por fin el desconcierto que invadió el aire al escuchar de nuevo al monstruo.

Aeneas.
Behold, upon my bending spear
A monster’s head stands bleeding
With tushes far exceeding
Those did Venus’ huntsman tear.
Dido
The skies are clouded, Hark! How thunder
Rends the mountain oaks asunder

Tras el instante de silencio resolvimos huir como el viento frío del este entre las ramas. Lo dejamos solo.
Volvió en menos de una hora, pero ya nunca nada fue igual. Y de nada hubiera servido no habernos separado, porque fue aquella canción inocente, aquel Acteón pronunciado entre los robles en sombra, como una provocación, la que desencadenó todo.
Ahora ya sólo queda silencio. Silencio y piedras frías.
Y rosas que, imaginarias, siguen lloviendo cada inicio de verano.

With drooping wings you Cupids come,
To scatter roses on her tomb
Soft and gentle as her Heart
Keep here your watch, and never part.

(Cupids Dance)

6 comentarios:

mikgel dijo...

Precioso

senses and nonsenses dijo...

hoy he comido con la música de este post. sigo sin saber muy bien qué comentar. creo que estoy más preocupado de lo que has querido hacer que del cómo lo has contado. tu erudición en ópera y música clásica no deja de sorprenderme.

un beso.

Martini dijo...

si... sencillamente precioso

Arquitecturibe dijo...

Que puedo decir que no te haya dicho ya...
el Bel Canto siempre me llega de tu mano....siempre.
Besitos desde la lejana galaxia en una cotidiana madrugada con insomnio

Luís Galego dijo...

silenciosamente divino, meu caro...

Javier dijo...

Esta vez no se que decir, así que mejor callar y escuchar.