12 de febrero de 2009

Renaissance Jazz.


Hacía tiempo que quería inaugurar una serie de entradas con mis discos favoritos. Lo que no imaginaba era que lo haría con uno recién comprado. Una música que como por arte de magia llegó hasta mis oídos a través de las ondas de Radio Nacional. En el momento justo, como si de repente se abriera una puerta a un mundo nuevo de posibilidades. Para aumentar la dosis de sadismo, los días siguientes siguieron poniendo algún que otro extracto. Hasta que caí en la tentación y me hice con él.

Estos libros-discos que hacen ahora hacen que uno se resista más al pirateo que por otra parte nunca he practicado mucho. Además, leyéndolo, uno se acerca más a la intención de los intérpretes, de la elección de obras, del tono de la versión, y siempre se aprende algo de cultura musical.

Aparentemente se trata de un disco con diferentes números de danza y canciones profanas del compositor de Cremona. Desde algunas de las músicas orquestales del Orfeo, a scherzi musicali, pasando por madrigales o arias de su última y truculenta ópera, L’Incoronazione di Poppea. Sin embargo, Christina Pluhar, la directora del conjunto L’Arpeggiata y artífice de esta maravilla no nos brinda un disco más de Monteverdi. No, no, no... Ella lo que quiere es reflexionar sobre la variedad, riqueza y diversidad dramática, rítmica y sonora de este grandísimo monstruo de la composición, pero sobre todo de su potencialidad y su carácter visionario.

Demostrar por ejemplo que el “walking bass” no fue introducido en la música, como pensamos, por los músicos de jazz en los años 40 del siglo XX, sino que Monteverdi, a su manera, ya había encontrado un similar en la utilización de un “basso ostinato”, verdaderamente moderno incluso hoy en día (y alejado de lo que se luego se terminó por convertir en la norma del ostinato en el S. XVIII), pero que quizá sólo escuchando su música de otra forma, podemos llegar a comprender. Para ello, no duda en brindarnos (en sus palabras)

toda una pequeña broma para resaltar la insolente modernidad de este “ostinato”. Invito con gusto a aquellos a quienes este acercamiento parezca vanguardista, de tacharla de “demasiado moderna", pero me gustaría asegurar a mis lectores y auditores con toda humildad, tras todas estas líneas de explicación
(refiriéndose al extenso texto de su autoría que acompaña al compacto) ch’io non faccio le mie cose a caso...

Juzguen por ustedes.

Yo lo he llevado inmediatamente a la cima de mis discos favoritos. Y no paro de escucharlo y de amar aún más la música. Canta el gran contratenor francés Philippe Jaroussky

7 comentarios:

Martini dijo...

No suena nada mal!!

Javier dijo...

Siempre dicen que el favorito es el que estás escuchando en ese preciso momento, en definitiva, el último.

Tessitore di Sogno dijo...

Me acordé de tu post de Si dolce è ‘l tormento... Jaroussky y Andreas Scholl son mi hit en contratenores, esas voces tan exquisitas que matizan tanto, algunos le llaman castrati pero no coincido. Sobre la pieza ya la había escuchado con la esposa de Savall, pero con este guapo cantante siempre sale todo mejor que con Figueras.

Besos Caro, te sigo fan.

Arquitecturibe dijo...

el gusto que tienes para la musica, mi querido amigo, es envidiable!!!
Buen Top Ten te estas montando
besos desde mi lejana galaxia

senses and nonsenses dijo...

yo no tengo la cultura musical para poder apreciarla... me temo.
y mira que contigo estoy aprendiendo muchísimo.

un abrazo.

senses and nonsenses dijo...

yo no tengo la cultura musical para poder apreciarla... me temo.
y mira que contigo estoy aprendiendo muchísimo.

un abrazo.

Anónimo dijo...

por la pasión con que hablas, melo tengo que apuntar.