20 de abril de 2007

La belleza de comprender a Mozart.


Ópera y Cine siempre me han parecido dos mundos con pocas posibilidades de conciliación. El acercamiento del séptimo arte a la creación operística siempre ha ido por caminos errados, de resultados poco convincentes. La visión de la Flauta Mágica del sueco Ingmar Bergman quizá sea la única que hasta el momento conseguía haber superado la prueba de manera brillante.
Imagino que Kenneth Branagh tenía muy en mente estas dos consideraciones. Y sin embargo, puso toda la carne en el asador, para enfrentarse a semejante reto precisamente en el año del aniversario Mozartiano. El resultado es bastante aceptable, yo diría que brillante. Sobre todo porque Branagh se atreve a ir más allá y plantearnos algo diferente. Es posible que la película no guste ni a cinéfilos ni a puristas de la ópera, pero yo creo que el verdadero milagro de la obra se produce cuando la vemos sin ningún tipo de prejuicio.

Branagh traduce la obra al inglés y modifica sutilmente el libretto original de Schickaneder para redondear un alegato contra la guerra que a mí me parece más que convincente, además de profundamente apasionado. Las adaptaciones de obras se convierten en algo peligroso cuando el intérprete intenta forzar un sentido o una visión que realmente la obra no recoge (sea a nivel de intención o de escenario). Sólo desde un conocimiento profundo de los textos, desde su análisis detallado y minucioso, desde su verdadera asimilación, se puede partir para construir una visión propia. Y, para ser sinceros, siempre encuentro una inmensa superficialidad en los montajes teatrales y operísticos que veo últimamente, lo cual, debo confesar que me lleva a continuas desilusiones cuando acudo a los teatros. Sin duda la versión de Branagh es bastante libre, pero lo hace desde la base de haber llegado hasta el final de lo que la Flauta Mágica nos cuenta, manteniendo la estructura y la intención, en definitiva, el verdadero espíritu de la obra. Y dejando, eso sí, intactas las notas de Mozart.

Con la Flauta Mágica Mozart llegó a una cumbre de inspiración sin precedentes, creando una de las más grandes obras maestras del repertorio belcantístico y sin duda una obra única, que suponía un paso hacia otra forma de entender la ópera (tanto a nivel musical, como de estructura dramática) que lamentablemente se quebró con el final de su vida. La Flauta queda, pues, sola en un camino por el que nadie supo seguir, quizá sólo Beethoven se acercó un poco con su Fidelio.

La obra nace como una fábula, un cuento, pero el libretto está lleno de pasajes que se hunden en la oscuridad y en lo críptico. De hecho, en un primer acercamiento, hasta nos puede parecer que las escenas son inconexas o faltas de sentido. Stephen Fry (el guionista) se apoya en esta ambiguedad para modificar sutilmente el diálogo y cerrar una visión que potencia el sentido de confrontación de la obra. Y es que la Flauta Mágica, en el fondo, nos habla del conflicto, del choque entre la fuerza del bien y del mal, de la destrucción como resultado del mismo, de la oscuridad vital y de la oscuridad personal, de la luz, del camino del conocimiento como vía de liberación, del amor como único redentor del lado miserable de la existencia. Así, Branagh toma estas fuerzas que chocan a causa del odio y el rencor, y los convierte en ejércitos en lucha en plena Primera Guerra Mundial, en medio de un devastado campo de batalla surcado de infames trincheras. Pero sin dejar que, en el fondo la historia deje de ser lo que es: un cuento. Un cuento con señores, castillos, salvadores, héroes y villanos, con toda la imaginería que éstos conllevan, y que Brannagh despliega con abundante derroche de imaginación, efectos digitales y espectacularidad en el uso de perspectivas y planos. El lado "real" de su puesta en escena, es decir, el de la contienda, refuerza (paradójicamente) el lado más simbólico y mágico de la historia, con el que Branagh nos apunta convincentemente lo inevitable del mal, la guerra como ejercicio del conflicto personal. Y frente a ellas, con una emoción sincera y sabia, la música y el amor como salvación. No quiero destripar más la película, pero baste señalar que la maestría de Branagh y su gran sentido de la escena se dejan sentir en cada fotograma, junto con una fantasía absolutamente desbordada y llena de guiños de humor (no olvidemos que la Flauta tiene mucho de ópera cómica, en el fondo), pero perfectamente contenida en los momentos más dramáticos. Mozart nos queda a veces quizá (la única pega que le pongo) un poco de fondo, sobre todo para quien conoce bien la ópera, pues la cantidad de estímulos es tal, que podemos caer en dejar la música a un lado. Grave error, puesto que, en realidad, es la música la que da sentido a la historia, la que dibuja con un pincel certero a todos los personajes, y crea el alma de esta historia fantástica sobre lo más sencillo y a la vez complejo de la existencia: la vida, la muerte, el mal, el bien, el camino, la elección... Una música profundamente humana, en la que Mozart encontró cauce a algunas de sus mejores arias. La máscara de lo mágico le sirvió de pretexto para comunicar sin barrera alguna, y dejar que júbilo y tristeza se plasmasen sobre el pentagrama de una forma descarnada y directa. La versión musical, a cargo de James Conlon con la Orquesta de Cámara de Europa, y unos cantantes solistas de primera fila, tampoco defrauda, y nos brinda una visión vibrante y vitalista a la vez que delicada y llena de matices, que se traduce en una versión de muy elevado nivel. En definitiva, un resultado que divierte y emociona a partes iguales, pero quizá no apta para no iniciados en la ópera ni en Mozart. Si quieren ir a verla, les recomiendo que con antelación lean un poco de la historia y escuchen la ópera. Van a disfrutarla mucho más. Una vez delante de la pantalla, por favor, déjense llevar. Mozart les llevará sin duda al paraíso, eso sí, pasando por los infiernos.

12 comentarios:

Mathieu Saladin dijo...

Lo que me gusta de Kenneth branagh es que siempre esta nvestigando y aprendiendo, que no se conforma con cualquier cosa y que siempre busca algo más. A veces se pone muy denso (ese hamlet se mira por donde se mire es un ladrillo) y a veces hasta divertido (trabajos de amor perdidos) pero siempre va a más. Por eso tenía ganas de ver esta película, porque como tu bien dices, llevar una ópera al cine es un reto más que importante, casi imposible. Y porque me gusta la opera, aunque no soy ningun entendido y escucho muchisimo menos de lo que debería. Asi que me apunto tu recomendación e intentare quitarme los prejuicios a la entrada, eso si, asi me sirve para repasar a mozart :) Besos

Anónimo dijo...

¿Has pensado dedicarte profesionalmente a crítico?

El Calentito dijo...

Buena crítica!!!

Besitos Calentitos!!!

luigi dijo...

Ni soy ni iniciado en opera ni en Mozart. Ya te dije que me encanto cuando fui a verla en el Festival de Cine Europeo de Sevilla... acordandome de ti todo el tiempo... sobre todo de todas las cosas que me hubieras contado sobre la obra... Como las que cuentas aqui ahora... Un beso guapo!

Unknown dijo...

Por fin una crítica positiva de esta adaptación operística, y sabes una cosa, prefiero creerte a ti, y a tu criterio.
Por otra parte es una de mis Óperas favoritas, sus temas no sólo son muy conocidos, si no que sin querer se te enganchan y dan vueltas en la cabeza sin que tu voluntad se pueda oponer. Una ópera a la que se ha dado cien mil vueltas y buscado multitud de significados oscuros y francmasones, pero que yo prefiero ver como un cuento, una fábula sobre la eterna lucha entre el bien y el mal.
Como siempre impecable.

senses and nonsenses dijo...

en principio no me seduce nada, pero lo cuentas tan bien... es que no me interesa ni kenneth branagh, así que...

espero que hayas tenido un buen fin de semana. hablaremos.

un beso.

Vulcano Lover dijo...

Un beso para cada uno... Os guste o no, ya os digo, es una obra más bien pensada para el amante del cine y de la ópera, sin complejos, ni sentimientos anti-branagh... No sé por qué se le critica tanto a este señor... Es cierto que ha hecho cosas muy normalitas, y que no es brillante con todo lo que hace... pero vamos, también los GRANDES tienen obras mediocres... Yo es que esto de cogerle manía a la gente nunca lo entendí, me parece un poco de estrechez mental... pero bueno. Yo, más allá de las malas críticas que he leído de la peli (también las hay buenas, ojo, no sólo la mía) creo que las que he leído provenían de gente que no tenía ni idea de mozart, de música ni de la Flauta Mágica en sí, y estoe s fundamental para asimilar la película... Eso, y saberse dejar llevar por alguien que nos va a hacer ver el mensaje de esta gran obra, desde una perspectiva muy especial, para la que hay que despojarse de muchos prejuícios... Con que uno ame esta ópera sin ningún pero, será suficiente para conseguirlo.
En fin, besos a todos desde este fin de semana casi veraniego que hemos tenido aquí...

Anónimo dijo...

Siento discrepar pues la película me parece un bodrio mayúsculo en el que para nada se refleja el estilo ni operístico ni mozartiano. Me parece una gran paja mental del senor Branagh.
Una pregunta estilística:¿cómo se puede calificar a la Flauta de cumbre "belcantista" si todavía no se había inventado el "bel canto", a menos que lo digas en sentido amplio.

Vulcano Lover dijo...

querido anónimo, sabe ud de sobra que hablo del belcanto en sentido amplio. Si me ha leído con más frecuencia sabrá que es así, pues no es la primera vez que hablo de ópera, aunque ciertamente hacía tiempo que no lo hacía...
Dejarse llevar, dejarse llevar, he ahí la cuestión...

Por cierto, cuántas obras maestras del arte no son sino pajas mentales de sus autores¿¿¿... A mí no me suele gustar Branagh mucho (incluso nada algunas veces) pero hay que reconocer que a pesar de que pase por algunas cosas de puntillas, transmite el sentido importante de la obra, algo que no es fácil...

Por cierto, que calificar una película de "bodrio" supone otorgarse ciertas "autoridades" de las que, por principio, yo no otrogo a nadie... El arte ha sido un contínuo discrepar... Nadie ha dicho que la película refleje el estilo operístico ni que lo tenga que reflejar. Mozart tampoco vive como para decir si esa hubiera sido una visión posible... El resto, son ganas de querer destruir lo que no nos gusta... Al final me temo que tenía razón un crítico al que le leí que la película no gustaría ni a cinéfilos ni a amantes de la ópera... Yo, siendo aambas cosas, la encontre notable, y sobre todo, la vi como lo que es, un cuento... nada más que eso... Y la música, pues eso, ya lo he dicho, la partitura no se toca ni en una coma, y la versión está a buen nivel... El que quiera una ópera tal cual, ya sabe que el cine lleva muchos muchos años intentándolo sin conseguirlo, así que la única opción sigue siendo la butaca en el teatro de ópera...

Vulcano Lover dijo...

Por cierto, que de alguna forma, también me gusta que a veces alguien discrepe, sino esto se convierte en un lugar donde todos nos decimos lo bien que hacemos las cosas, y eso tampoco me gusta... que conste
;-)
Pero vamos, (y resumiendo) que a pesar de que yo seguraente no haría nunca una película así, y de que seguramente tampoco comparto alguna de las imágenes del inglés... pues creo que la película es una mirada bien posible...

Anónimo dijo...

Gracias por su atinado comentario al mío. Siempre se aprende algo de alguien que se expresa bien y que analiza mejor, incluso cuando se deja llevar por la pasión...En absoluto soy antibranagh pues hay cosas suyas que me gustan. Por "bodrio" intentaba decir de forma sucinta y coloquial que no me gustó aunque quizá no era este el foro adecuado para utilizar este término. Menos aún tenía intención de denostar los gustos de quien sea, aunque es obvio que prefiero el mío...(no sufro aún de doble personalidad, creo). Por fin y para atizar la polémica, tengo que decir que la "Flauta" no me apasiona aunque sí me apasiona Mozart. Música rotunda y genial, pero como ópera considero que no funciona como las óperas de Da Ponte y que cualquiera de ellas me parece superior como espectáculo operístico(tengo debilidad por Las bodas de Fígaro pues me apasiona también Beaumarchais, el libreto de Cosí es perfecto, como su música y la partitura de Don Giovanni es inconmensurable).¿Está servida la polémica?

Vulcano Lover dijo...

querido anónimo... ojalá se viera uno inmerso en una polémica de este tipo cada día...
LE contaré un secreto... Mi ópera favorita (no sólo de Mozart, sino en general) es....
Cosí fan tutte... fíjese lo que son las cosas... Le remito a un análisis que realicé en su día de ella (y que por supuesto es tanto criticable como objeto de polémica.
http://elamantedelvolcan.blogspot.com/search?q=+La+Scuola+degli+amanti
EN cuanto a la flauta mágica... le entiendo perfectamente... La Flauta no tiene la cohesión (sobre todo a nivel de libretto) que tienen las otras... pero la música (en mi opinión) alcanza una madurez y una fuerza que suple cualquier otra debilidad que podamos señalar... Como en otras obras de él (especialmente el don giovanni) la música traza la personalidad de los personajes con acierto y se convierte en forma de contar, en bisturí con el que diseccionar los personajes... Cada día me rindo más a ella, porque realmente es una obra que uno nunca termina de conocer del todo... gente como branagh, en mi opinión, contribuyen a iluminar cositas que seguramente a muchos se nos pasaban desapercibidas... Y yo siemrpe agradezco esas cosas, tanto si vienen de branagh (qué considera mejor de lo que ha hecho, por cierto??) como de usted mismo.
UN cordial saludo.