5 de abril de 2008

Historia de Mario y Pedro.



La melancolía caminaba siempre a su lado, descalza. Con frecuencia silenciosa, su presencia se podía oler en el aire cuando caminaba interminablemente por las calles a última hora de la tarde, al quedarse solo. Por más que necesitara hablar, ella le cosía los labios, los mismos que durante la noche se deshacían en llamas.

La razón le golpeaba las sienes con fuerza cuando Pedro le hablaba, y su mirada, directa a las pupilas, le fragmentaba el aire de los pulmones. Las palabras de las frases de Mario, sin embargo, se escapaban entre sombras y caían siempre en el pozo oscuro de lo que no se puede entender. Algo que él creía ser más fuerte que su voluntad habitaba sus venas, y las invadía de escarcha blanca cada vez que sus pies contemplaban con deseo el precipicio de la espalda de Pedro.

Los ojos de Pedro eran en la noche como dos túneles de felpa negra que giraban sin parar, y en ellos se adivinaba una galaxia inmensa sin estrellas que parecía necesitar beberse el universo entero para no tener que estallar de pena. Tales eran su magnetismo y su tristeza que el viento todo de las montañas trepaba hasta ellos creando un huracán que al soplar hacía heridas en los oídos de Mario. Pero los oídos de Mario no sangraban jamás. En la espesura de su pecho habitaban sonidos desconocidos y las más inhóspitas oscuridades, guardadas celosamente. La luz nunca entró en ellas, y jamás entenderá Mario que las grutas del alma son inevitables e inocuas a la luz del sol de mediodía.

Por ello, una tarde de marzo, a pesar del primer sol tibio de la estación, Mario se marchó sin avisar. Sin despedirse tampoco. Huyó de la mano de su furiosa melancolía y no dejó apenas rastro de sí entre los dedos de Pedro. Tan solo el olor intenso de su piel se quedó enredado en los cabellos de Pedro, y allí continúa peinando sus rizos en las tardes de lluvia. A Mario he creído verle varias veces. En París, en Palermo, en Marraketch.... ya no recuerdo todos los lugares. Siempre lo acompañan chicos muy guapos, de mirada temerosa. Él cree que busca, pero sigue evitando la gruta oscura de su pecho. La melancolía se perdió, aburrida, en una noche de verano.

13 comentarios:

Raúl dijo...

chico, menos mal que tenemos tus cuentos, de lo contrario esta semana se habría hecho demasiado cuesta arriba.

qué ganas de saber más.

Pedro-Abeja dijo...

Una pena que el abandonado lleve mi nombre. Preciosa la música, por cierto.
Mientras otros abandonamos estos cyberlares (temporal o definitvamente) tú permaneces siempre. Eso me gusta. Entrar y ver que todavía queda algo en movimiento.

Muchos besos, guapo! Pa que veas que te pienso.

Martini dijo...

No me preguntes por qué... me ha resultado muy triste...

Besos, con tu permiso.

Anónimo dijo...

qué dificil es la comunicación a veces. con lo sncillo q debería ser..

senses and nonsenses dijo...

sip, muy triste. de esa misma melancolía que te ha invadido durante todo el invierno. espero que esta primavera inestables (aquí) y luminosa te traiga otra luz. ya sabes que te deseo lo mejor.

un besazo.

senses and nonsenses dijo...

conexión total. al volver a mi página he visto tu mensaje.
yo también pienso en ti, jeje, ;-))

besos.

Argax dijo...

Esa manera que tienes de hablar de lo inevitable me hechiza. Me gusta el tono que utilizas, como haces que lo que sucede sea lo único que puede suceder.

Un beso. Y que sepas que la semana que viene me presento por allí.

Javier dijo...

Encuentro que el clave se pega como una segunda piel a tu cuento, enfundándolo en una seda melancólica muy apropiada.

Fenjx dijo...

pedro merece una estrella
y un río de sangre caliente caudalosa
y latiente
en la que poder mojar sus pies
sentado en la espesura de un pecho
en la que se acurruque a dormir la melancolía

pon dijo...

La melancolía siempre camina descalza cuando te pisa el corazón.

NaT dijo...

Ayer me imprimí el relato apra leermelo en el bus y se me olvidó en la fotocopiadora, creo que ha alguien el ha encantado porque esta mañana había ahí un montón de folios menos el de este cuento. Mmmmmmmmmmmmmmmmm.

Encantado es poco, es... es... ¡¡¡IMPRESIONANTE!!!
Será porque la soledad me encanta y me ha gustado especialmente, esa tristeza que rezuma, esa melancolia extrema...
Cada día lo haces mejor, estoy por pedirle a la primavera que no visite tu terraza para que no cambies las letras por los rayos de sol.
Un beso y un abrazo me lancólico

Arquitecturibe dijo...

Las grutas del alma...
wow amigo... las mias sangran... demasiado... hay ocaciones en que creo no poder soportarlo por mucho tiempo mas....
me llegó el aroma a melancolía...
abrazos desde mi lejana galaxia

Tessitore di Sogno dijo...

Este me ha recordado tu texto sobre la cinta de Zonca donde con "rue de cascades" de fondo adviertes no apta para soñadores, pues los atacará sin piedad... bueno, creo que en estas líneas me ocurre así.

Líneas perfectas. Besos.