21 de abril de 2009

Personajes Secundarios

Me despierto estas mañanas con el sueño a punto de ser atrapado por sus extremos. Con la sensación en los labios pero sin argumento, con un sentimiento parecido más a la intuición que al recuerdo que se borra, como si los sueños se traspusieran transformándose en futuro posible que aún está por llegar, pero que deja un preludio en algún lugar de los innumerables pasillos que guardan dedos, memoria o anhelo... A veces sí, a veces consigo tirar del hilo, a la espera de ver desplomarse sobre mí, uno tras otro, los personajes secundarios, protagonistas de todas las historias menores, secuelas, anécdotas... Y es que ya me lo sé, lo principal siempre me queda en sombra. Un abrazo que no di y tampoco sé a quién, una palabra que olvidé, un rostro que no descifro, que puede no ser nadie, pero a quien no dejo de presentir clave para comprenderlo todo.

Recuerdo cuando, hace años ya, solía recordar casi todas las historias que pasaban por mi cabeza en las horas de la noche. Siempre ligados a las inquietudes del momento, casi siempre reconocibles, recomponibles como un puzzle que encajaba bien con la realidad. Ahora no, ahora los sueños son pistas secundarias, rostros de lo más cotidiano, y la sospecha de que entre las sombras, algo sucede durante el sueño que no soy capaz de trasladar al consciente. He dejado de angustiarme por ese olvido que me practica mi propia mente.

Llevar una vida ciertamente equilibrada, aunque no carente de emociones, ha ordenado quizá demasiado el descontrol incierto del pasado, y a veces no sé si me ha dormido a mí también en un orden que no estoy seguro si permite dudas, o tan sólo las tolera en los márgenes del cuaderno o a pie de página. Soy consciente que en ese pozo de oscuridad de la noche no sólo los protagonistas de mis sueños se pliegan hasta hacerse invisibles a la luz del despertar. Sé que también yo mismo me oculto entre ellos, con ellos, con los deseos que ya no sé leer, con los miedos que superé pero que jamás volví a observar de frente. ¿Será que cada vez me alejo más de quien soy? ¿Será que de hecho lo hago con cada despertar?

No lo sé, nada sé en esta confusa primavera que se empeña en revolverlo todo. Tan sólo el ancla del abrazo matutino, ese que me das al despertar y que se hace grande, inmenso, real, tan sólo él me devuelve al camino. Al igual que tu sonrisa amplia, espontánea y sincera, compartida entre torpes empujones en el cuarto de baño. Realidades que son las que me definen, las que me hacen encontrarme en un mapa de personajes secundarios y sombras desplegadas por el territorio. Se me olvidaba que estás tú, y que con eso es suficiente para aceptar la duda y la sombra, la inevitable fragilidad que también sin ti existiría, pero que contigo se hace razón sincera del camino que pisas, del que piso, del que pisamos sin cruzarnos, sin apenar ir de la mano, pero que sigue adelante sin inercia, pero con voluntad. Una voluntad que no se explica, que simplemente sucede.

So, show must go on...

5 comentarios:

Unknown dijo...

y tanto que estamos teniendo una primavera confusa y extraña....
yo sigo peleándome todas las mañanas cuando estoy en el baño, por escudriñar todas esas imágenes que aún me colean en mi interior cuando me despierto cada mañana...
beso guapo...

senses and nonsenses dijo...

me debí convertr en marginal por colocarme demasiadas veces en los márgenes del cuaderno. al menos tienes ese abrazo matutino, porque el deseo, tú y yo sabemos que el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe.

besos.

Anónimo dijo...

los personajes, secundarios o no, cuando aparecen en la historia no se sabe qué papel pueden llegar a cumplir.

eso abrazos matutinos curan cualquier mal

Javier dijo...

Las tramas de la vida acostumbra a oscurecer a relegar a los secundarios, cuando la propia vida nos demuestra su importancia para poder sostener la trama principal, lo difícil es lograr el equilibrio y saber mantenernos en ese filo donde se cruzan ambos mundos.

Unknown dijo...

me guardo esta mujer bien dentro, que me ha atrapado tan rapidamente.