Me resulta curiosa esta costumbre tan de nuestro país de celebrar esta fecha de todos los santos y difuntos con representaciones del Don Juan, en sus diferentes versiones. Pero es que este delicioso disoluto no deja de ser un anarquista de la moral, todo un iconoclasta, al que (en fin) la historia se encarga de castigarlo y llevarlo a los infiernos (decididamente la parte más aburrida de la historia, claro). Un rey del "usar y tirar" al que secretamente, en algún momento, hemos envidiado todos, salvo los que piensan que el pobre en el fondo vivía en una apesadumbrada soledad de espíritu. No sé yo, pues en el transcurso de la historia es sin duda el que mejor se lo pasa. En el fondo, el Seductor con Mayúsculas consigue ejercer su magnetismo sobre el espectador. Su gentileza, su elegancia y su estilo luchan contra el ánimo de venganza que va creciendo poco a poco en las víctimas, pobres ingenuas presas de un amor que no es más que placer, necesidad de poder y juego, menos intencionadas seguramente de lo que imaginan.
La versión de Molière fue adaptada por Lorenzo da Ponte para ser libreto de una de la más aclamadas óperas de Mozart.
Don Giovanni encuentra en la música de Mozart un molde perfecto, y la historia halla un apoyo mayúsculo para ejercer su poder, ya que como en ninguna otra ópera, Mozart compuso aquí una auténtica caja llena de engranajes que funcionan a la perfección. Cada personaje está perfectamente delimitado por una impronta musical propia durante toda la obra, que define con precisión sus rasgos principales y simbólicos. Después, la tensión dramática, el desatado espíritu libertino de Don Giovanni, la acumulación del ánimo de venganza de los personajes, el oscuro duelo del comendador y sus repercusiones, se van hilando en un ejercicio asombroso de creación dramática, que llega a su culminación con la escena del Comendador, que vuelve de entre los muertos para vengar su propia muerte en defensa del honor de su mancillada hija Doña Ana. Don Giovanni, que no vive más que para el hedonismo absoluto, no teme en ningún momento la muerte en pago del no arrepentimiento de sus actos. Este libertino no teme a la muerte, pues jamás ha reflexionado sobre ella. El giro interesante de Mozart aquí para mí gusto, es su desvinculación de la lección moral que pretende ser el castigo del Comendador. A pesar del añadido final, claramente forzado, la intención de la notas es (nítidamente) otra. La escena del Comendador (absolutamente magistral) nos muestra más un personaje que se lanza a la muerte sin temor, pues ha vivido en el error (que no pecado) de no haber pensado jamás en ella. Y cuando le llega de frente, en forma de estatua de piedra que le condena, aún se niega a pensar que existe. Es más la pérdida de un sentido para la vida el que mueve a Mozart para guiar a este personaje, para el que incluso es capaz de tener piedad en el punto más álgido de la acción dramática. Tanta seducción, tanto magnetismo, tanta caballerosidad, tanto honor y valentía... para nada. Creo que es la forma de verlo que el músico refleja en la obra.
De los diferentes montajes que conozco, me he decidido por éste, que forma parte de la película Amadeus, de Milos Forman. Porque es una de las que más acertadamente se acercan a la intención de la partitura, y de las que resultan más dinámicas y con un dramatismo más creíble. Es una pena que justo se corte en el momento final del descenso a los infiernos de Don Giovanni. No encontré otro vídeo con la escena, lo siento.
Por otra parte, el acierto de hacernos ver la obra de Mozart desde una perspectiva de uno de los pocos que contemporáneamente podía ser consciente de la grandiosidad de la música de Mozart, y que, al mismo tiempo, le odiaba por ello, constituye un acierto a la hora de transmitirnos el sentido de sus obras. Esa presencia en secreto de Salieri en todas las representaciones de Don Giovanni, conmovido por la belleza de la música, al tiempo que luchaba por que la eliminaran del teatro, en su simbolismo de imperfecta humanidad, de síntesis de la miseria y de la grandeza de las personas, es algo que siempre me emocionó, que me sigue emocionando, que me emocionará para siempre.
Sólo escuchen, y vean...
Para quien quiera una versión completa de la escena, pueden verla aquí. Es uno de los Don Giovanni recientes más interesantes, el de Bryn Terfel.
Don Giovanni encuentra en la música de Mozart un molde perfecto, y la historia halla un apoyo mayúsculo para ejercer su poder, ya que como en ninguna otra ópera, Mozart compuso aquí una auténtica caja llena de engranajes que funcionan a la perfección. Cada personaje está perfectamente delimitado por una impronta musical propia durante toda la obra, que define con precisión sus rasgos principales y simbólicos. Después, la tensión dramática, el desatado espíritu libertino de Don Giovanni, la acumulación del ánimo de venganza de los personajes, el oscuro duelo del comendador y sus repercusiones, se van hilando en un ejercicio asombroso de creación dramática, que llega a su culminación con la escena del Comendador, que vuelve de entre los muertos para vengar su propia muerte en defensa del honor de su mancillada hija Doña Ana. Don Giovanni, que no vive más que para el hedonismo absoluto, no teme en ningún momento la muerte en pago del no arrepentimiento de sus actos. Este libertino no teme a la muerte, pues jamás ha reflexionado sobre ella. El giro interesante de Mozart aquí para mí gusto, es su desvinculación de la lección moral que pretende ser el castigo del Comendador. A pesar del añadido final, claramente forzado, la intención de la notas es (nítidamente) otra. La escena del Comendador (absolutamente magistral) nos muestra más un personaje que se lanza a la muerte sin temor, pues ha vivido en el error (que no pecado) de no haber pensado jamás en ella. Y cuando le llega de frente, en forma de estatua de piedra que le condena, aún se niega a pensar que existe. Es más la pérdida de un sentido para la vida el que mueve a Mozart para guiar a este personaje, para el que incluso es capaz de tener piedad en el punto más álgido de la acción dramática. Tanta seducción, tanto magnetismo, tanta caballerosidad, tanto honor y valentía... para nada. Creo que es la forma de verlo que el músico refleja en la obra.
De los diferentes montajes que conozco, me he decidido por éste, que forma parte de la película Amadeus, de Milos Forman. Porque es una de las que más acertadamente se acercan a la intención de la partitura, y de las que resultan más dinámicas y con un dramatismo más creíble. Es una pena que justo se corte en el momento final del descenso a los infiernos de Don Giovanni. No encontré otro vídeo con la escena, lo siento.
Por otra parte, el acierto de hacernos ver la obra de Mozart desde una perspectiva de uno de los pocos que contemporáneamente podía ser consciente de la grandiosidad de la música de Mozart, y que, al mismo tiempo, le odiaba por ello, constituye un acierto a la hora de transmitirnos el sentido de sus obras. Esa presencia en secreto de Salieri en todas las representaciones de Don Giovanni, conmovido por la belleza de la música, al tiempo que luchaba por que la eliminaran del teatro, en su simbolismo de imperfecta humanidad, de síntesis de la miseria y de la grandeza de las personas, es algo que siempre me emocionó, que me sigue emocionando, que me emocionará para siempre.
Sólo escuchen, y vean...
Para quien quiera una versión completa de la escena, pueden verla aquí. Es uno de los Don Giovanni recientes más interesantes, el de Bryn Terfel.
11 comentarios:
Me gusta lo ultimo que has puesto... Eso que habla de la lucha interna que todos hemos tenido alguna vez, entre lo que pensamos por un lado y por otro... Como si fueramos dos dentro de uno...
Don Juan, todo un mito del eterno galeantador, un hombre que sabe disfrutar de lo que la vida le ofrece, que se salta a la torera las normas sociálmente establecidas, no engaña a nadie, su fama le precede pero paradógicamente no dejará de ser victima de aquellos que disfrutando con sus andanzas, no dejan de ver en el un peligro para el orden, pero quien se engaña a sí mismo, yo pienso que los que lo condenan, ya que no dejan de ser seres mezquinos incapaces de disfrutar de la vida, pero cual perro del hortelano tampoco dejan que los demás lo hagan
Me has picado, creo que ire a ver D. Giovanni al Maestranza.
Pero que aplicado y que bien enseñado estás !!!
JAJAJAJA
Así se ve muuucho mejor.
Besillos!!!
Don Giovanni é uma obra maior...ainda há pouco o vi encenado num palácio em Lisboa...só perante estas obras primas é que percebemos que poucas coisas têm interesse na vida....
... y yo que no la he visto...
Un beso, con tu permiso.
me encanta me encanta me encanta!!!
...te he dicho ya que me encanta??
ojalá mi mente me dejase escribirte un comentario digno de leer... pero es así de caprichosa, nunca me deja hacer lo que yo quiero!!
1besaZo!!!
a ver si nos damos tiempo un dia y me cuentas a partir de lo q te cuente de donde poner opera, música clásica y otros elementos en este sentido a mi personaje... ya te dire que momentos serán, como se siente....
gracias por compartir estas cosas... ya pensé en varias ocasiones hacer algun post en este sentido.
Cuando te vea te voy a dar una buena...
luigi
Es que el material humano es así, guapo, imperfecto, hermosamente imperfecto... Y de la contradicción surge el crecimiento personal, como hablábamos anoche, recuerdas???
Muchos besos. Y más.
Pe-jota
Pues es que tienes toda la razón... La moral juedocritiana que tanto ha hecho sufrir al hombre...
Besos también.
Ennis
Manuel, ve a verla, no lo dudes, no sólo es una de las óperas más perfectas, sino que como espectáculo dramático es absolutamente impresionante. Dime cuándo la ponen, igual hasta me animo yo. Besitos... nos vemos pronto
nat
Gracias por tus consejos técnicos... y por esas otras cosas... Un abracito de nata lleno de besos.
Luis Galego
Obra prima (en español) es obra maestra... Y sí, lo es, ciertamente. Pero Mozar fue una fábrica contínuca de obras maestras... ¿¿no??
Besijinhos, caro
Mart-ini
Pues eso tienes que remediarlo... como te dije, no te olvides de ver la versión del montaje del director (director's cut) que la verdad merece la pena, pues mejora mucho a la original. Besos, con permiso y sin él.
Cecy
Hola guapa, qué gusto tenerte de turismo por el volcán... Quédate cuanto quieras... siempre bienvenida, aunque el capricho de tu voluntad no siempre te deje escupir la palabra precisa... Yo te querré igual. Muchos besos.
Efesor
Precioso, claro que sí... Vamos a escribir muchas cosas tú y yo, tengo el presentimiento... Buscaré tu abrazo entre los mares. Incluso buscaré un anticipo por aquí... De momento besos virtuales... Muccks (y susurros al oído)
Ays, don Juan!! La ópera es una de mis preferidas. Y suelo releer el Tenorio de vez en cuando. Me encantan los dramas románticos, tan absurdos, tan llenos de vida, tan... fabulosos.
Me sé de cierta personita que me debe un visionado de Amadeus ;-)
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