4 de agosto de 2006
Incisos de verano
Tras noches vacías de aire e insomnio entre las sábanas, esta noche, repentinamente, el viento se ha colado por la ventana. Un viento fresco, audaz, como si la tierra hubiera comenzado a moverse después de días de parálisis. Y por fin he notado el calor de tus mejillas, la lengua difusa de tu abrazo inconsciente, de nuevo bajo la sábana. Estos ojllos míos se han quedado pequeños, casi cerrados, pero no del todo, para no dejar de mirarte en tu sueño de apariencia frágil y mejillas ardientes. No sé por dónde camino estos días. Sé que lo sabes, aún sin atreverte a decirlo, por si acaso. Pero intuyes perfectamente que me pierdo en vías muertas, escondido entre los cactus. Hoy, al salir del metro, la boca dentada de escalones sobre mi cabeza me ha dejado ver un cielo azul profundo, limpio, indescriptiblemente hermoso, como sólo los cielos de este Madrid saben serlo los días claros. Los edificios, indecentes, se recortan con trazo intenso sobre el aire fresco. El guiño del viento parece querer decirme que al menos me dirijo hacia algún lugar. ¿Esperarás mi palabra?
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3 comentarios:
esperaré tu palabra...
Me alegro de que estés mejor. Todos esperaremos tus palabras.
Tenemos que disfrutar de los últimos días de verano... Agosto promete ser corto pero intenso!!
Saludos calentitos!!
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