1 de junio de 2006

Caminos musicales.


Ayer, de reojo, te miraba mientras escuchabas a Brahms. Reconocía mi adolescencia en tu gesto. La pasión, hecha nudos, que su música de cámara, sus conciertos o sus sinfonías desatan sobre la carne, sobre la respiración misma. Y, de repente, fui consciente de nuestras distancias y de nuestras cercanías. La distancia del tiempo que hace que ya no escucho a Brahms como al principio. La cercanía de sentir en tu gesto, exactamente el mío. Y entre ambas, superpuesto a ellas, el recorrido de estos años de caminar en paralelo, desde la sonrisa compartida, desde las músicas que nos han acompañado. Bailando esa canción de Alaska mientras nos miramos a los ojos, provocando sonrisas que nadie más fabrica, que nadie más entiende. Volviendo de la playa con esa música griega o africana con la que nos gusta envolvernos mientras me tomas la mano suavemente sobre el freno de mano, en uno de tus gestos de ternura que me deshacen. En las noches de fiesta en casa, bailando a ritmo de musical de Bollywood o de pop setentero que también han trazado arterias caudalosas en estos años. Pero, inconscientemente, casi sin darme cuenta, también Brahms o Mozart han crecido en ti, sin quizá yo proponérmelo. Supongo que mi vehemencia, intensa en su lento goteo, provocó tu curiosidad. Sé que por las mañanas tomas compactos sin pedirme opinión, como antes. Sonrío al pensar que por fin vas solito, sin tomarme de la mano, en esto de la melomanía. Explorando desde tu propia identidad, desde tu propia capacidad crítica. Y veo que nace, poco a poco, otro melómano. Tu pasión se precipitaba ayer en la mirada, en el ladeo rítmico de tu cabeza. Ese rondo alla zingarese te desbocó, y te descubrió en tus caminos, en tus deseos, en tu amor por los clásicos que, como esas plantas de la terraza que tanto cuidas, se despliega con fuerza. Ayer, contigo, volví a estremecerme al oír a Brahms.

4 comentarios:

Martini dijo...

simplemente te regalo un guiño... es quizás un escrito tan personal que me da vergüenza leer.

Un abrazo, con tu permiso.

Vulcano Lover dijo...

Que no te de vergüenza, hombre. Gracias por el guiño, me gusta saber que hay cómplices anónimos por ahí... Abrazo recibido y devuelto.

Amo dijo...

Se lee, sí, verdadero, como ese intercambio de pasiones propias que, en pareja, se convierten en compartidas.

Thumb up!

lopezsanchez dijo...

¡¡La música!! ¡Cuántos puentes -sólidos y hermosos- tendidos a su sombra!