17 de agosto de 2006

Estranha forma de vida. Metamorfosis de la melancolía entre Lisboa y Belgrado.


Foi por vontade de Deus
Que eu vivo nesta ansiedade
Que todos os ais são meus
Que é toda minha saudade
Foi por vontade de Deus

Que estranha forma de vida
Vive este meu coração
Vive de vida perdida
Quem lhe daria um condão
Que estranha forma de vida

Coração independente
Coração que eu não comando
Vive perdido entre a gente
Teimosamente sangrando
Coração independente
Eu não te acompanho mais
Pára, deixa de bater
Se não sabes aonde vais
Por que teimas em correr?
Eu não te acompanho mais

Bajo la piel de este gato lunático que soy, siempre se escondió la sombra alargada y espesa de la melancolía. Como si de un destino se tratase, albergo esa magnética atracción por la belleza serena de la tristeza desde que mi razón me permite recordar. Desde mi adolescencia, rendido en exceso a un sentimiento que se torció demasiado en fatalista y oscuro, en icono de una supuesta profundidad que no merecía. También sufriendo la negación de su existencia: frente a los demás, y frente a mí mismo, en una lucha de engaños que me hundía en otra melancolía paralela, y también inexistente. La lucha terminó por agotarme, y resultar inútil. Ahora dejo que fluya, como parte ineludible de mi identidad, como determinante de mi visión de la belleza y del sosiego, como vía de liberación de una frustración que nace con la vida misma, y que es causa y remedio del éxtasis de la vida. He aprendido a mirar la melancolía de frente, sin miedo, con los ojos firmes y decididos de quien se sabe vital por naturaleza, apasionado por necesidad y profundamente carnal por decisión. La melancolía, en el fondo, es un estado, una sensación, una actitud... Voluble y débil, como lo son todos los estados humanos, como lo es su íntima naturaleza. La vida y nuestro apego a ella nace de esos desequilibrios, de la conciencia de un estado carencial y de la seguridad de la posibilidad de su satisfacción. Mi actitud ante este sutil misterio de la existencia siempre ha sido de extraña atracción, de profundo estupor. Necesito la vida y su irracionalidad, y planteármela de esta forma día a día, en cada pequeña imperfección que me asalta, me hace sentir más vivo y más consciente de la inutilidad de las respuestas, pero también más necesitado de seguir consumiéndola. Igual que no me he parado ante mi instinto felino y he husmeado en la noche y en el deseo, en la mirada turbia y en la debilidad de la carne. De la misma forma que no he evitado la felicidad ni el desenfreno, el límite ni la procacidad, de la misma forma, tampoco he huido de la melancolía. Cuando llega, así, en días como hoy, le abro la puerta y la dejo pasar como un río desbocado, rugiendo a mi costado. La veo pasar, y busco mis discos de música portuguesa, busco esa sangre lusa que corre por mis venas y me reflejo en esa identidad insatisfecha de la saudade, del errar infinito, del olvido y del abandono. Dejo que me arañe, que me marque la piel con esa aguda espina de la incomprensión, del deseo que late sin poder ser piel. Y dejo que corra, que galope hacia el mar, que se deshaga en el infinito azul. Y entonces, con la distancia de que soy capaz, descubro de nuevo el concepto de la vida en el que creo, más ligado a una de esas películas desenfrenadas y surrealistas de Emir Kusturica. Una locura, como debe ser la vida. También una cruel imagen de la existencia, donde no evitar el lado amargo de la existencia (la violencia, la corrupción, la maldad, la muerte, el egoísmo...) pero donde siempre nos quede la necesidad del otro, la carne dulce y espesa, oscura y tibia del amor inevitable, como triunfo sobre nuestra propia mezquindad. Y así, todos, en un frenético girar, disolvernos en esa música desmedida y vital, pero a la vez melancólica, de los gitanos balcánicos. Nacer y morir, de la nada a la nada. Y en este fugaz instante... VIVIR


6 comentarios:

lopezsanchez dijo...

Umm, me sé de uno que ha hecho sus deberes con el you Tube ;-)

Martini dijo...

Yo ya se de dos "inquilino"...


En fin, genial... pero deberías sentir esa sensación en más momentos ¿no crees?

Vulcano Lover dijo...

Puesss... a qué te refieres??? A la locura o a hacer los deberes, como dice inquilino???
Besos a los dos.

Naxo dijo...

La melancolía... Esa chiquilla que, en días como hoy, con la ventana salpicada por las finas gotas de lluvia que caen de un cielo plomizo, aparece sin avisar e invade nuestra habitación, nuestra mente y nuestra alma.
Yo no me llevo demasiado bien con la melancolía, y hago todo lo posible por zafarme de ella. Un corte de pelo, un café con amigos, o una tarde en H&M son buenos aliados para combatirla.
Tal vez, con los años, consiga tener una relación más fluída con ella.
Besos! ;)

Anónimo dijo...

He tenido yo de siempre un grupo de amigas que nunca me han abandonado del todo, si no estaba una estaba la otra, y son de las que no abandonan del todo, siempre estan ahí. Melancolia, Soledad, Tristeza y Nostalgia, el cuarteto gris... Cuando nos juntamos todos somos lo peor.
Pero también es verdad que soy quien a veces se aparta de ellas y se lleva un tiempo sin llamarlas. Prefiero salir con otros amigos mas vitalistas.
De todas la mas permanente ha sido Soledad. La mas llamativa, porque en seguida notan que estoy con ella, Tristeza. La que mas me llena, y menos me separo de ella, Nostalgia. Y la que apenas se distancia, Melancolía. Quizas por eso me gustan tanto los fados, los boleros, Dulce Pontes, Madredeus...
Al empezar a leer sobre melancolía siempre se me viene a la mente la voz de Amalia Rodrigues. Pero no se porque al terminar la lectura, en un fugaz instante, con eso de los gitanos balcánicos... me acordé de Franco Batiatto.
Y empecé a danzar....

Anónimo dijo...

¡Hola q tal!
Me ha encantado esta reflexión y me siento muy identificado con ella, yo también suelo tener periodos nostálgicos alternados con periodos de euforia. Pero es una melancolía dulce, con la que me suelo sentir cómodo y que me inspira mucho, siempre y cuando no se me va de las manos.
Creo que haríamos muy buenas migas tú y yo jajaj
Besos