10 de febrero de 2006

Mozart y las estrellas


En los charcos de las calles de Madrid, los gatos han visto esta noche reflejadas las estrellas. ¡Qué raro!, habrá pensado algún lúcido, que siempre los hay, si en Madrid no se ven las estrellas nunca. Son aquellos dos locos, ¿no los ves? Se les caen de los bolsillos.

Esta mañana, con el sueño pegado a mis párpados, y el temblor de besos de imposible definición aún agarrándose a mi deseo, distingo todavía las estrellas que nadaron entre los charcos, mientras caminábamos en inútiles rutas hacia la negación del amanecer. Y, sin embargo, el sol está levantándose ya, rozando levemente los tejados y formando nubes en mi estómago. Nubes de manos y miradas, lluvia de palabras torrenciales pronunciadas en mi noche de gato, de felino minúsculo que se funde con los estados de la luz caprichosa que nacen de una farola vertical o que se cuelan entre las franjas irreales de una persiana para recortar tus movimientos. Mi memoria no puede detenerse, recorre veloz los estados de mi ánimo, que ayer viajaron por la longitud de un día inolvidable. Y Mozart, en su alquimia poliédrica, se defragmenta, en drama y comedia, existencia y júbilo. Y sobre todas las melodías escuchadas ayer, mi nuevo Exultate Jubilate, incidiendo con alevosía en mis neuronas, abriendo un camino de ternura melancólica en la que recorrer la noche de deseos que juegan a esconderse entre miradas tímidas. Y se fragmenta de nuevo, en un sonido único que nace y se despliega como las olas del minueto de la sinfonía 40, escrito desde la necesidad de crear, de llegar más allá. En un mar que funde, que atrapa la carne, que extiende la espuma, que cubre y descubre, que enlaza. Como mis manos y las tuyas, como mi mirada y la tuya, como mi boca y la tuya.

13 comentarios:

lopezsanchez dijo...

Siempre me ha fascinado lo tramposo de nuestros sentidos, ese juego infantil que se traen engañándonos continuamente.
Que se me erice todo el cuerpo si esa, la persona, me toca el brazo; que el oído subleve a mi alma ante aquella canción que escuchamos juntos aquel día; que mi olfato me lleve de viaje ante el aroma percibido tanto tiempo atrás; que mi lengua le saboree con placer, cuando su sabor es indudablemente amargo; y, por supuesto, que mi vista me muestre la belleza inusitada de ciertas mañanas que, sin motivo aparente, se me descubren llenas de colores nunca percibidos.
Sí, los sentidos nos engañan. Son puñeteros y se divierten jugando con nosotros. Y yo, pobre mortal, suplico para que sigan engañándome hasta el final de los días.

Vulcano Lover dijo...

Yo soy aristotélico, ma chère, para mi, los sentidos, aunque me engañen, me proporcionan la realidad. Qué más da qué hay más allá. Yo esta mañana, a pesar del desvelo, me siento embriagado por los sentidos, y quizá no hubiera apostado por ello.

Anónimo dijo...
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lopezsanchez dijo...

Sí. Yo brindo por un poquito más de engaño. Menos días grises y más estrellas en los charcos ;-)

Vulcano Lover dijo...

Ah.. ya sabía yo que en el fondo sí que eras de las mías.

lopezsanchez dijo...

Eso ni se duda, Vulcano

Vulcano Lover dijo...

uno ha tenido que dudar tanto últimamente... (sí claro, el café puede esperar, ha desayunado una mucho los últimos años...)
Me tienes interesadísimo con tu dominio en el aspecto técnico del blog... una tarde te invito a café y me explicas cómo poner todas esas cosas chulas que pones tú en el blog (ya que somos menos, por lo menos que hagamos más ruido, je je)

lopezsanchez dijo...

A ha! Sabía que caerías con el alarde técnico ;-)
Bromas aparte, tu último comment en mi blog me ha dejado in-tri-ga-dí-si-ma. Juegas con ventaja y lo sabes ;-)

Vulcano Lover dijo...

just wait, a little bit.

lopezsanchez dijo...

Puñetero X-P

lopezsanchez dijo...

Creo que podría haber adivinado tu último comment. Aunque, he de decir que comienzo a dibujar la historia. Tengo pequeños fragmentos y una gran habilidad para la reconstrucción.

Vulcano Lover dijo...

te di otra pista por el otro lado...

Mi favorita acaba de aparecer:

huzensh

lopezsanchez dijo...

Realmente bella, sí señor. Pistas, pistas... Y cierto paralelismo con eso de los gatos con algún mensaje que me ha llegado hoy.